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LABERINTO – UN GÉNERO EMINENTEMENTE MEDIEVAL

 

FELIPE MURIEL DURÁN

 

 

Extraído de:

LA POESÍA VISUAL EN ESPAÑA (Siglos X-XX – Antología)
Selección, introducción y notas de Felipe Muriel Durán.
Salamanca:  Ediciones Almar, 2000 (Col. Patio de Estrellas)

ISBN 84-7455-060-2

 

 

(…) Al margen de los hallazgos que puedan ir efectuando los investigadores, tres son los testimonios señeros de la época medieval: una inscripción anónima del siglo VIII, un laberinto compuesto en el mismo siglo por Teodulfo, obispo de Orleáns, y una colección de poemas figurados que el monje riojano Vigilán realizara en el siglo X.

 

          Todos ellos comparten el empleo del laberinto literario. El laberinto es un género eminentemente medieval que hunde sus raíces en loa Antigüedad grecolatina.

 

          (…) Entre las configuraciones geométricas más habituales sorprende la Crismon, símbolo, como sabemos, de la Iglesia Primitiva, que sintetiza las iniciales del nombre griego de Jesucristo (Iesus Xcristos).

          (…) Bajo el impulso de la Iglesia terminará por consolidarse una estética de la ocultación que exigía para su correcto desciframiento la aplicación de una amplia gama de conocimientos, que iban de lo numerológico a lo esotérico pasando por lo astrológico. Paradigma de esas formas criptográficas reservadas para iniciados es el laberinto, cuyo dedálico trazado simula el viaje del receptor en busca de los sentidos enmascarados del texto.

 

          Ahora bien, es necesario discernir entre los laberintos decorativos y los laberintos iniciáticos. Los segundos proliferarán especialmente durante la Edad Media, en tanto que los primeros serán abundantes en dos momentos díspares, durante el Imperio Romano y, posteriormente, durante el Barroco. Ambas clases, al margen de la diversidad de fines, subrayarán la importancia del centro, porque, desde él, se desarrolla la lectura en todas las direcciones del espacio. Pongamos como ejemplo la inscripción anónima (Fig.1) hallada en el monasterio de San Juan Evangelista de Pravia, Se trata de una placa conmemorativa de la fundación del monasterio por parte del rey Silo. Carece a todas luces de otra intención que no no sea la encomiástica.

 

LABERINTO – UN GÉNERO EMINENTEMENTE MEDIEVAL

 

 

          El laberinto iniciático, por su parte, cumple una función religiosa. Se vincula con la penitencia y la búsqueda de la salvación.  Recordemos cómo la representación del laberinto en el pavimento de las iglesias medievales (Chartres, Amiens, Reims…) servía para emular las tribulaciones por las que pasar los peregrinos hasta llegar a Jerusalén, destino que, metafóricamente, quería decir hasta alcanzar la eternidad consignada en la Jerusalén celestial. (a)

 

(…) Durante el Renacimiento carolingio este tipo de artificios conocerán su apogeo. La importancia concedida a la caligrafía, a la iluminación de los manuscritos y la función pedagógica asignada al arte colaborarán en  su implantación. No es de extrañar que, en ese contexto, las escuelas literarias sostenidas por los obispados, propusieran entre sus actividades el adiestramiento en tales técnicas literarias  o que los monjes  se ejercitaran en su manejo.

         

          Un personaje clave en la reforma cultural iniciada por Carlomagno fue el inglés Alcuino de Cork, cuyo mérito reside no tanto en su faceta poética como en formular la teoría estética de este periodo y en haber fundado una escuela de escritura, de la que proceden los creadores más significativos del visualismo cristiano. Defensor como Alcuino de un concepto trascendente de la tarea artística, Teodulfo compondrá, al igual que aquél, diversos pentacrósticos. Como la originalidad no era un presupuesto básico del arte de la Edad Media, no debe sorprender la similitud  entre los poemas de Alcuino y Teodolfo y los de su predecesor Fortunato. En particular, “Cruz pia vera salus…” de Alcuino y “Omnipotens domine…” de Teodulfo (Figura 2) imitan la estructura  de “De Sancta Cruce” de Fortunato. Todos ellos aspiran a propagar el culto a la cruz.

 

LABERINTO – UN GÉNERO EMINENTEMENTE MEDIEVAL

 

          (…) Por su parte, los discos (Figura 6) son un claro exponente de la  Cábala extàtica que ideó Abulafia. Partiendo de la idea de las letras son la vía más adecuada para comprender la esencia oculta de la realidad, él construye una disciplina que persigue liberar el alma humana y conducirla a la sabiduría.  La contemplación de la letra y de las combinaciones que desencadenan los discos en movimiento busca originar, en el interior del ser humano, un estado supremo de conciencia, comparable a la armonía musical del pensamiento  puro (*): 

 

LABERINTO – UN GÉNERO EMINENTEMENTE MEDIEVAL

 

          “Y empieza combinando este nombre, YHVG, al principio éste solo, y examina todas las combinaciones, y muévelo y hazlo girar como si fuera una rueda, hacia delante y hacia  atrás, como un rodillo, y no lo dejes en reposo, pero cuando veas que su materia adquiere fuerza a causa del temor de confusión de tu imaginación y de vértigo de tus pensamientos, y cuando dejes que se detenga, dirígete a él e interrógalo, y no lo sueltes hasta que obtengas de él una palabra de sabiduría…” **

 

          Si Albufalia confiaba provocar efectos extáticos con la dislocación lingüística, otro personaje de la época, Ramón Llull utilizará en su Ars magna los círculos concéntricos y la notación alfabética con una clara finalidad apostólica: convertir a los infieles apelando a principios de la razón universal.

 

*Gershom Scholem, Le grande corriente della mistica ebrica. Genova: Il Melangolo, 1982., p. 133-166

**Umberti Eco. La búsqueda de la lengua perfecta. Barcelona: Crítica, 1995. p,. 37

(a) Ana Hatherly. A experiencia do prodigio. Bases teóricas e antologia de textos visuais portugueses dos sécalos XVII e XVIIILisboa: Imprensa Nacional – Casa da Moeda, 1983. pág. 83.

 

 

Página publicada em março de 2009
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