| 
                     
                  RUPERTO RIOS VALDERRAMA 
                    
                    
                  Poeta  y promotor cultural. Nace en 1946 en Pucallpa, cursó estúdios en SENATI - Lima,  graduándose en la especialidad de Soldadura. Poeta reconocido en toda la región  y en el exterior. Es periodista (Asociación Nacional de Periodistas dei Perú),  es miembro fundador activo de la Casa dei Poeta Peruano. Actualmente es  Representante Regional de Ucayali - Ucayali de la Casa dei Poeta Peruano.  Participa en congresos y encuentros de poetas tanto regionales, nacionales e  internacionales. Antologado a nivel internacional y nacional. Ha publicado.  Despertar Pucallpino - 1967/Las eras - Trujillo - 1972/ Las arenas - Trujillo  -1974/Tiempo - Trujillo -1978 /Tiempo de palabra 
                  -       Pucallpa - 2002/Rio Azul - Pucallpa -  2007/Raíces de Letras - Pucallpa 
                  -       2015. Participa en diferentes antologias  alternando con poetas de América y Europa. Recibe homenajes y reconocimientos  por municipalidades y colégios de la región. Homenaje recibido de la  dirección descentralizada de Cultura de Ucayali 2014. 
                    
                    
                  TEXTOS EN ESPAÑOL   -    TEXTOS EM PORTUGUÊS 
                    
                    
                    
                  
                  VARGAS, José Guiilllermo, compilador.  Las Voces Encantadas.  Lima: Maribelina – Casa del Poeta Peruano,  2016.   246 p.   Ex. bibl. Antonio Miranda 
                    
                    
                    
                           E C O S  
                    
                  
                           Desde la orilla donde  se oculta el sol 
                      dicen  que somos como los árboles, 
                      ojos  de axilas 
                      en  el hombro nominal de los dedos. 
                       
                      Creo  somos axiomas cabalgando 
                      sobre  luciérnagas de aguerridos vuelos 
                      crepúsculos  ondeando sobre las piedras 
                      manos  de las ocho horas del universo. 
                       
                      Edades  ancestrales 
                      balsas  llevando sobre el lomo de río 
                      costumbres,  leyendas 
                      mitos  en el pulgar que no olvida su realeza. 
                       
                      Por  las calles 
                      los  días se vuelven adultos en las ventanas 
                      mis  pasos lácteos 
                      son  setiembres abrigados en apacible locura. 
                       
                      Las  historias se escriben en los torsos 
                      en  el riñón derecho de las calles, 
                      en  los dientes de los domingos anuales 
                      cuando  se prostituye la misma historia. 
                       
                      En  este tramo de locura van los padres, madres 
                      contando  sus intestinos en las manos 
                      allá  van los hijos aprendiendo en el abecedário 
                      sus  nuevos nombres en caderno de su piel. 
                       
                      Caminan  abrazando sus sueños 
                      en  el perfil de sudor y martirio.  
                       
                      El  humor de la tierra huele a río de otoño 
                      aun cuando las horas mercenárias  sacuden el alma 
                      somos  jinetes, balseiros de magmas ardiente 
                      calles,  renácos eternos. 
                   
                    
                    
                  
                     
                       
                      LA  ETERNIDAD DEL VERBO 
                       
                      Las piedras han vuelto a gritar su  libertad 
                        en  el camino viejo de los tamarindos de otoño 
                        también  los ademanes mostrando el ajado dorso del médio día 
                        en  las manos memoriales de los ojos sin rostro. 
                       
                        Los  naranjos han echado flor de bálsamo a la brisa, 
                        a  los apéndices fornicados en los inviernos de los sábados 
                        sobre  las piedras de enero, sobr la misma risa 
                        de  la mañana que se burla del mañana. 
                       
                        He  despertado en la orilla del río 
                        cuando  te partías del alma en el espejo cotidiano 
                        mientras  las piedras y el río con ojos desconfiados 
                        contaban  la arena del verano enardecido en los senderos. 
                       
                        Allá  vienen las memorias mordisqueando a las palabras 
                        a  las que se les quita la razón 
                        las  flores no se marchitan son la eternidad do verbo 
                        e  la sutíl brisa en el éter da ecuanimidad. 
                       
                        Por  eso los ríos en las manos de los abuelos 
                        son  las palomas de incansable vuelo de canto y marfil, 
                        aroma en las orillas, yerba que  crece en el camino 
                        huellas  y gaviotas sobre la arena de cristal. 
                      
                   
                    
                  TEXTOS  EM PORTUGUÊS 
                    Tradução de Antonio Miranda 
                    
                    
                    
                           E C O S  
                    
                  
                           Desde a margem onde  se oculta  sol 
                      dizem  que somos como as árvores, 
                      olhos  de axilas 
                      no  ombro nominal dos dedos. 
                       
                      Creio  somos axiomas cavalgando 
                      sobre  vaga-lumes de aguerridos voos 
                      crepúsculos  ondeando sobre as pedras 
                      mãos  das oito horas do universo. 
                       
                      Idades  ancestrais 
                      balsas  levando sobre o lombo do rio 
                      costumes,  lendas 
                      mitos  no polegar que não esquece sua realeza. 
                       
                      Pelas  ruas 
                      os  dias se tornam-se adultos nas janelas 
                      meus  passos lácteos 
                      são  setembros abrigados em aprazível loucura. 
                       
                      As  histórias são escritas nos torsos 
                      no  rim direito das ruas, 
                      nos  dentes dos domingos anuais 
                      quando  se prostitui a mesma história. 
                       
                      Neste  trecho de loucura vão os pais, as mães 
                      contando  seus intestinos nas mãos 
                      lá  se vão os filhos aprendendo no alfabeto 
                      seus  novos nomes no caderno de sua pele. 
                       
                      Caminham  abraçando seus sonhos 
                      no  perfil de suor e martírio.  
                       
                      O  humor da tierra cheira a rio de outono 
                      mesmo quando as horas mercenárias  sacodem a alma 
                      somos  ginetes, balseiros de magmas ardentes 
                      ruas,  renacos eternos. 
                   
                    
                    
                  
                     
                       
                      A  ETERNIDADE DO VERBO 
                       
                      As pedras voltaram a gritar sua  liberdade 
                        no  caminho velho dos tamarindos do outono 
                        também  os trejeitos mostrando o enrugado dorso do meio día 
                        nas  mãos memoráveis dos olhos sem rosto. 
                       
                        As  laranjeiras deixaram a flor de bálsamo na brisa, 
                        aos  apêndices fornicados nos invernos dos sábados 
                        sobre  as pedras de janeiro, sobre o mesmo riso 
                        da  manhã que se burla de manhã. 
                       
                        Despertei  na margem do rio 
                        quando  partias da alma no espelho quotidiano 
                        enquanto  as pedras e o rio com olhos desconfiados 
                        contavam  a areia do verão enaltecidos nos caminhos. 
                       
                        Lá  vêm as memórias mordiscando as palavras 
                        às  que se lhes quitamos a razão 
                             as  flores não se murcham são a eternidade do verbo 
                      e  a sutil brisa no éter da equanimidade. 
                       
                      Por  isso os rios nas mãos dos avós 
                      são  os pombos de incansável voo de canto e marfim, 
                      aroma nas margens, erva que  cresce pelo caminho 
                      rastros  e gaivotas sobre a areia de cristal. 
                      
                      
                   
                    
                  ***  
                   
                    VEA y LEA otros  poetas del PERÚ en nuestro PORTAL DE POESÍA: 
                       
                     
                  http://www.antoniomiranda.com.br/Iberoamerica/peru/peru.html  
                    
                    
                    
                  Página publicada em dezembro de 2020 
                    
                    
                    
                    
                    
                    
                    
                    
                   |