| 
                   EMILIO ADOLFO WESTPHALEN MILANO 
                    
                  Emilio  Adolfo Westphalen Milano (Lima, Peru, 15 de julho de 1911 - 17 de agosto de  2001) foi um poeta, ensaísta e agitador cultural peruano, influenciado pelo  movimento surrealista. Em 1935, promoveu, juntamente com o pintor e poeta César  Moro a primeira exposição de arte surrealista em Lima. 
                    
                  TEXTO  EN ESPAÑOL – TEXTO EM PORTUGUÊS 
                  Tradução:  Antonio Miranda 
                    
                  Extraído de 
                    ABOLICIÓN DE LA MUERTE 
                      (com un dibujo de César Moro) 
                  Lima: Ediciones Perú Actual, 1935. 
                  
                     
                  POR la pradera diminuta de una voz  flotando en los aires 
                  Con el peso liviano  de los planetas lucidos por las flores 
                  Entre las enseñas  de los días desarraigados y a la deriva 
                  Sobre una sucesión  de mares labrados a maravilla 
                  Con el canto de las  aves como cauce y lecho de las barcas 
                  Y la cola del  pavorreal como nimbo de las más pequenas cosas 
                  Los caracoles  trasparentes las algas de porcelana 
                  Los dedos  cercenados de los niños y los dedales nacidos 
                  Bajo la corteza de  los hongos entre los fangales 
                  En la cabellera  enredada de una niña en la vía láctea 
                  En la entraña misma  de la música pisando 
                  Con el sol contra  nuestros pechos ahondando 
                  Dejando correr la  sangre como un río bueno 
                  Porque es la misma  la que yo recibo y tu llevas 
                  Y las mismas  florestas resuenan en nuestros gritos 
                  Y las mismas  palomas reposan sobre nuestros ojos 
                  Y las mismas  flautas nos recorren para establecer nuestro dominio 
                  Volviendo las lunas  sobre los caseríos 
                  Y las serpientes  sobre los bosques 
                  Trayendo el cielo  sobre nuestra ventura 
                  Salpicando su  espuma nuestras playas 
                  Los arboles  febriles continuando su vida en nuestras venas 
                  Las alamedas  inclinándose al compás de nuestros corazones 
                  Tú como la laguna y  yo como el ojo 
                  Que uno y otro se  compenetran 
                  Tal el árbol y la  brisa tal el sueño y el mundo 
                  De la noche  cojiendo la profundidad y del día la extensión 
                  A qué cuevas  huyendo contra tanto resplandor 
                  Día que nunca te  mueves cielo que por nosotros caminas 
                  Ríos que no sabéis  herir y barcas que se agolpan en nuestra entrañas 
                  Las bocas flotan  como signos del zodíaco 
                  Los brazos se  entrecruzan como flores sobre las aguas 
                  Las frentes siguen  las corrientes y los ojos nada separan 
                  Es la gloria  llameante que descansa en nuestros cuerpos 
                  Levantando sobre el  combate atroz de la tiniebla y la luz 
                  La enseña de la  santa compañía y las miradas quietas 
                  Es la gloria caída  a nuestros pies 
                  Es el triunfo  llegado como un crepúsculo subterráneo 
                  Cambiando de  estación en el corazón del azogue 
                  Como una rosa  ahogada entre nuestros brazos 
                  O como el mar  naciendo de tus lábios 
                    
                    
                    
                  PELA  pradaria diminuta uma voz flutuando pelos ares 
                    Com o peso leve dos planetas lúcidos  pelas flores 
                      Entre as insígnias dos dias desarraigados e à deriva 
                      Sobre uma sucessão de mares lavrados de maravilha 
                      Com o canto das aves como leito e via das barcas 
                      E o rabo do pavão real como nimbo das mais diminutas coisas 
                      Os caracóis transparentes as algas de porcelana 
                      Os dedos cerceados das crianças e os dedais nascidos 
                      Na crosta dos fungos entre os lamaçais 
                      Na cabeleira atrapalhada de uma menina na via láctea 
                      Na entranha mesma da música pisando 
                      Com o sol contra nossos peitos afundando 
                      Deixando correr o sangue como um rio bom 
                      Porque é a mesma a que eu recebo e tu levas 
                      E as mesmas florestas ressoam em nossos gritos 
                      E os mesmos pombos repousam aos nossos olhos 
                      E as mesmas flautas nos recorrem para estabelecer nosso domínio 
                      Regressando as luas sobre o casario 
                      E as serpentes pelos bosques 
                      Trazendo o céu sobre nossa ventura 
                      Salpicando sua espuma nossas praias 
                      As árvores febris seguindo sua vida em nossas veias 
                      As alamedas inclinando-se ao compasso de nossos corações 
                      Tu como a lagoa e eu como o olho 
                      Que um e outro se compenetram 
                      Como a árvore e a brisa como o sonho e o mundo 
                      Da noite colhendo a profundidade e do dia a extensão 
                      A que covas fugindo contra tanto esplendor 
                      Dia em que nunca te moves céu que por nós caminhas 
                      Rios que não sabeis ferir e barcas que amontoam em nossas entranhas 
                      As bocas flutuam como signos do zodíaco 
                      Os braços se cruzam como flores sobre as águas 
                      As frentes seguem as correntes e os olhos nada distinguem 
  É a glória chamejante que descança em nossos corpos 
                      Levantando sobre o combate atroz da treva e a luz 
                      A insígnia da santa companhia e os olhares quietos 
  É a glória prostrada a nossos pés 
  É o triunfo chegado como um crepúsculo subterrâneo 
                      Mudando de estação no coração do azougue 
                      Como uma rosa afogada em nossos braços 
                      Ou como o mar nascendo de teus lábios 
                    
                    
                    
                    
                  Página  publicada em junho de 2014 
                     
                     
                    
                    
                    
 
                  
  |