Home
Sobre Antonio Miranda
Currículo Lattes
Grupo Renovación
Cuatro Tablas
Terra Brasilis
Em Destaque
Textos en Español
Xulio Formoso
Livro de Visitas
Colaboradores
Links Temáticos
Indique esta página
Sobre Antonio Miranda
 
 


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Fuente: http://old.nvinoticias.com/oaxaca/cultura/literatura

 

 

 

JUAN BAÑUELOS

 

 

Juan Bañuelos (Tuxtla Gutiérrez, México, 6 de octubre de 1932) es un poeta, ensayista, editor y catedrático universitario mexicano. Realizó estudios de Derecho, Letras Hispánicas, Filosofía y Ciencias Diplomáticas en la UNAM, en donde coordinó, además, los talleres de poesía, junto a los de otras universidades como las de Chiapas, Guerrero, Querétaro y Sinaloa.

 

Fue miembro fundador del Ateneo de Chiapas. En su obra abunda la defensa de los pueblos originarios, y en 1994 defendió junto a éstos el Levantamiento zapatista; lo que le valió el nombramiento como titular de la Comisión Nacional de Intermediación, que organizaba las mesas de diálogo entre el gobierno mexicano y el Ejército Zapatista de Liberación Nacional.

 

 

 

 

 

TEXTOS EN ESPAÑOL – TEXTOS EM PORTUGUÊS

 

 

 

         PROFECÍA INMEDIATA

 

Me salgo de esta hoja.

No sirve ya el papel.

No sirve el llanto.

 

Vengo de dar un doble puñetazo

En la mesa del hambre v de la usura.

Vengo de atar el miedo a un rayo desbocado.

De recoger la nieve que desciende,

De convertir mi alma en una seca piel.

Vengo de dibujar el blanco

De una bala en mi frente,

De llevar una mañana a los ojos nublados,

De sacar a la calle al luto y a la fiebre.

 

No sirve ya el papel.

No sirve el llanto.

Escribo en las paredes.

 

 

 

 

DONDE SÓLO SE HABLA DE AMOR 

 

A los hombres, a las mujeres

que aguardan vivir sin soledad,

al espeso camaleón callado como el agua,

al aire arisco (es el aire un pájaro atrapado),

a los que duermen mientras sostengo mi vigilia,

a la mujer sentada en la plaza vendiendo su

                                                         silencio.

 

En fin, diciendo ciertas cosas reales

en una lengua unánime, amorosa;

a los niños que sueñan en las frutas

y a los que cantan canciones sin palabras en las

                                                         noches

 

compartiendo la muerte con la muerte,

los invito a la vida

 

                            como un muchacho

                            que ofrece una manzana,

 

me doy fuego

 

                     para que pasen bien estos días

                     de invierno.

 

Porque una mujer se acuesta a mi lado

                     y amo al mundo.

 

 

 

       ANACREÓNTICA

 

 

 

Colgué en sus labios el asombro.

Como un tigre violeta le sangraban los ojos.

Ahorré la luz debajo de su pelo.

Sol. Tertulias de sombra en sus pestañas

rumoreaban como uvas de un lagar.

Reconstruí de súbito la fiebre,

y el acoso flameaba entre sus medias.

Pequeña de los años

—diecisiete— me despeñé desde su cuello

cuando debajo del corpiño

dos frágiles navios se le iban a pique.

 

 

 

 

ENTRE ESTAS AGUAS - POETAS DEL MUNDO LATINO 2009.  Edición: Mario Meléndez y Margarito Cuéllar.  Monterrey, México: Universidad Autónoma de Nuevo León; Secretaría de Cultura de Michoacán, 2010. 253 p.   16 x 23 cm.   Ex. bibl. Antonio Miranda

 

 

 

Viento de diamantes

 

La eternidad está enamorada de las

obras del tiempo.  WILLIAM BLAKE

 

 

Lo mismo que Adán sumergido hasta la alondra del silencio,

sucio de humana noche en que he caído, rompo todos los

       pronombres

para tenderme en el día óseo de la plenitud.

Acudo ebrio de musgo y tulipanes hasta las criptas de las piedras

o de los ríos secos, donde muerden el silencio cárabos

       crepusculares y en donde un hombre solitario se hinca.

Pisando soledad entro en el día, porque es dable a las criaturas

ver su hora crecer para hallar luego algo de los mortales

En un grano de arena. Mas también bajo las gradas seculares

y diviso el humo de las chozas de los hombres,

veo los caminos cotidianos, las nubes que anuncian el otoño

y a la mujer grávida de su fruto sentada en su hamaca

viendo pasar las horas.
Y me muevo con las hierbas,

y con el menor movimiento del caballo, y siento que dentro
de mí corro

como ese río que estoy viendo que avanza.

¡Y miro alejarse la carreta del último cosechador!

 

E igual que una palabra lanzada a la mitad del mar
caigo en el seno del prodigio. Y como el minero que se cubre
con las manos la faz cuando de pronto, ciego, reencuentra la luz

así la dulzura levanta su toga y me envuelve temerosa.

¡Ay, el hombre soy y no lo había advertido!

el amparado por dioses tutelares de la iniquidad, el que frecuenta

y ronda tanto rencor taimado del polvo con su cauda de crines blancas.

 

El hombre soy, mas no me basta!

Porque el sol tiene su trigo en llamas y el mar tiene los ojos

tocados por la gracia.

El hombre soy

pero toda cosa nacida con la aurora, con ella muere,

y toda criatura que engendra la noche

con ella se aleja porque oscuro es su linaje. Todo pasa, '

Y como el agua y el sol, también todo queda. Un silencio

que se sienta a esperar el primer ruido. Nuestra imagen

que se pierde y se encuentra como el humo que no es

más que el eco del fuego.

No otra cosa que la espuma negra

que va haciendo el arado sobre la tierra.

Y lejos de la memoria del viento que dejaron las épocas,

un olor de centeno y anís hace volver los pájaros,

Y porque el horizonte no es más que una hoja larga de perfil,

dejo que mudas tribus de peces muerdan los guijarros

dejo que brille el hocico del jabalí en la noche

y que bajo el zumbido de las abejas

los bueyes trillen la mies.

¡Ay, reivindicación bañada en el ojo inocente!

¡Oh, exultación del mar sostenida en el resplandor!

¿De qué remoto sueño hemos caído? ¿Por qué somos una

rueda que grita enloquecida? ¡Ah! triste es nuestro

paso, en verdad,

 

¡No más que olas somos! Nos levantamos brevemente...

para seguir siendo mar.

 

 

 

 

TEXTOS EM PORTUGUÊS

Tradução: Antonio Miranda

 

  

 

         PROFECIA IMEDIATA

 

         Saio desta folha.

         O papel já não serve mais.

         Não serve o pranto.

 

 

 

         Venho de dar um soco

         Na mesa da fome e da usura.

         Venho de atar o medo a um raio desbocado,

         De recolher a neve que cai,

         De converter minha alma numa pele seca.

         Venho de desenhar o branco

         De uma bala minha frente,

         De levar a manhã aos olhos nublados,

         De sacar a rua ao luto e à febre.

         O papel já não serve mais.

         Não serve o pranto.

         Escrevo pelas paredes.

 

 

 

 

         ONDE APENAS SE FALA DE AMOR

 

         Aos homens, às mulheres

         que esperam viver sem solidão,

         ao espesso camaleão calado como a água,

         ao ar arisco (é o ar um pássaro pegado),

         aos que dormem enquanto mantenho minha vigília,

         à mulher sentada na praça vendendo seu silêncio.

         Afinal, dizendo certas coisas reais

         numa língua unânime, amorosa;

         às crianças que sonham com as frutas

         e aos que cantam canções sem palavras na noites

         compartilhando a morte com a morte,

         convido-os à vida

                            como um jovem que

                            oferece uma maçã,

         dou-me fogo

                   para que passem bem estes dias

                   de inverno.

         Porque uma mulher deita ao meu lado

                                               e amo o mundo.

 

 

 

 

         ANACREÔNTICA

 

         Pendurei em seus lábios o assombro.

         Como um tigre violeta sangravam seus olhos.

         Armazenei a luz debaixo de seu pelo.

         Sol. Tertúlias de sombra em suas pestanas

         rumoravam como uvas em um lagar.

         Reconstruí de repente a febre

         e o acosso flamejava entre suas meias.

         Com poucos anos

         — dezessete — despenteei desde seu pescoço

         quando debaixo do corpete

         dois frágeis navios

         que naufragavam.

 

 

 

 

VENTO DE DIAMANTES

 

A eternidade esta enamorada das obras do tempo.

                                                          W. BLAKE

 

Tal como Adão metido até a calhandra do silêncio,

sujo pela humana noite em que afundei, rompo todos os

pronomes

para estender-me nesse dia de óssea plenitude.

Acudo ébrio de musgo se tulipas até à criptas das pedras

ou dos rios secos, onde mordem o silêncio corujas

crepusculares

e onde um homem solitário se ajoelha.

Pisando soledade avanço no dia, porque é permitido às criaturas

ver sua hora crescer para logo achar algo dos mortais.

É um grão de areia. Mas também pelos degraus seculares

e diviso a fumaça das choças dos homens,

vejo os caminhos quotidianos, as nuvens que anunciam o outono

e a mulher grávida de seu fruto sentada em sua rede

vendo passar as horas.

E me movo com as ervas,

e com o menor movimento do cavalo, e sinto que dentro

de mim corro

como esse rio que eu vejo que avança.

E olho afastar-se a carroça do último ceifador!

 

Como uma palavra lançada no meio do mar

caio no seio do prodígio. Tal qual um mineiro que se cobre

com as mãos as faz quando de repente, cego, reencontra a luz

assim a docilidade levanta sua toga e me envolve temerosa.

Ai, o homem eu sou e não havia percebido!

o amparado pelos deuses tutelares da inquietude, o que frequenta

e ronda tanto rancor astuto do pó com sua cauda de crinas

brancas.

 

 

 

O homem eu sou, mas não me basta!

Porque o sol tem seu trigo em chamas e o meu tem olhos

tocados pela ventura.

 

O homem eu sou

mas toda coisa nascida com a aurora, com ela morre,

e toda criatura que engendra a noite

com ela se afasta porque escura é a sua linhagem. Tudo passa.

E como a água e o sol, também tudo fica. Um silêncio

que fica a esperar o primeiro ruído. Nossa imagem

que se perde e se encontra com um vapor que não é

mais que o eco do fogo

Não é outra coisa além de espuma negra

que vai fazendo o arado pela terra.

E distante da memória do vento que as épocas deixaram,

um odor de centeio e anis faz voltar os pássaros.

E porque o horizonte não é mais que uma folha longa de perfil,

deixe que um cardume de peixes mordam os calhaus,

deixo que brilhe o focinho do javali na noite

e sob o zumbido das abelhas

os bois trilham a messe.

 

Ai, reivindicação banhada no olho inocente!

Oh, exultação do mar sustentada no resplendor!

De que remoto sonho nós caímos? Por que somos uma

roda que grita enlouquecida? Ah, triste é o nosso

passo, em verdade,

Não mais que ondas somos! Nos levantamos brevemente...

para seguir sendo mar.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Página publicada em setembro de 2016; página ampliada em abril de 2020

 

 

 

 

 

 

       

       

 

 

 

 

 

 

 

 

 


 

 

 
 
 
Home Poetas de A a Z Indique este site Sobre A. Miranda Contato
counter create hit
Envie mensagem a webmaster@antoniomiranda.com.br sobre este site da Web.
Copyright © 2004 Antonio Miranda
 
Click aqui Click aqui Click aqui Click aqui Click aqui Click aqui Click aqui Click aqui Click aqui Click aqui Home Contato Página de música Click aqui para pesquisar