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Sobre Antonio Miranda
 
 


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Fonte:www.poemas-del-alma.com

ANTONIO GAMONEDA

 

 

Nació en Oviedo el 30 de mayo de 1931. A los dos años, y tras la muerte de su padre, se trasladó a León con su madre. Su formación intelectual fue básicamente autodidacta, aprendió a leer solo, fijándose en las letras del único libro que había en la biblioteca familiar de León, un volumen que se titulaba 'Otra más alta vida', firmado por su padre, un poeta de corte modernista, resucitado en aquellas líneas descifradas por su hijo.

 

Como señaló el propio autor: «Mi tipología de escritor ha de ser la que pueda darse, partiendo de 1936, en la suma de unos componentes históricos y biográficos que son, más o menos, los siguientes: pobreza familiar, escasa escuela pública, y la contemplación inocente de la crueldad y la miseria moral de la guerra civil y la posguerra militarizada».

 

Publicó sus primeros poemas en 1960, como los escritos en 1947 "Sublevación inmóvil". En ese mismo tiempo escribió "Blues Castellano", que entonces no editó por razones de censura. Dirige, desde hace muchos años en la ciudad donde reside, León, la Fundación Sierra-Pambley, creada en 1887 por Francisco Giner de los Ríos con los principios de la Institución Libre de Enseñanza.

 

Aunque cronológicamente podría pertenecer a la generación de los cincuenta, su obra ha permanecido aislada de cualquier tendencia poética. Lo autobiográfico envuelve toda su obra, pero no hay una crónica de experiencias ni un retrato objetivado de la realidad, sino que, como escribe Casado: “Gamoneda no desarrolla propiamente un relato, ni siquiera cuando anuncia que va a hacerlo; los hechos se fragmentan en sensaciones, en detalles aislados de su contexto, transportan ecos de tiempos anteriores. La mirada está sometida a un núcleo obsesivo que la absorbe, la dirige de forma centrípeta hacia lo que el poeta llama interiorización”. Lo que propone en definitiva la poesía de Gamoneda no es mostrarnos la experiencia real, sino la experiencia vital, donde los hechos cobran la fuerza de la pértiga para adentrarse en las honduras del ser.

 

Su obra, de una fuerza excepcional, ha sido reconocida tardíamente como una de las grandes voces de la poesía española actual, lo que ha culminado con la concesión casi simultánea de dos de los más altos galardones; el Premio Cervantes y el Premio Reina Sofía a la poesía iberoamericana.

 

Poesía Publicada: Sublevación inmóvil (1960), Descripción de la mentira (1977), León de la mirada (1979), Blues castellano (1982), Edad : poesía 1947-1986 (1987), Libro del frío (1992), Sección de la memoria (1993 ), Poemas, Palma: (1996 ), Cuaderno de octubre (1997), Pavana impura (2000), Sólo luz: antología  (2000 ), Arden las pérdidas (2003 ), La voz de Antonio Gamoneda  (2004 ), Reescritura (2004), Esta luz : poesía reunida : 1947-2004 (2004 ), Antología poética (2006).

 

PREMIOS: Premio Cervantes, 2006; Premio Reina Sofía de poesía iberoamericana, 2006 ; Premio Nacional de Poesía, 1988; Premio Castilla y León de las Letras

Distinciones académicas:Doctor Honoris Causa por la Universidad de Leon;

Medalla de oro del Círculo de Bellas Artes de Madrid, 2006       (ALFREDO PALACIO)

“Não foi possível estar presente no (re)lançamento de Blues castellano  con Lectura de Elena Medel (Madrid: Bartleby Editores, 2007) porque eu regressava ao Brasil às vésperas do evento. Mas a nossa querida amiga Aurora Cuevas Cerveró  — que é a coordenadora de nossa seção de Poesía Española — esteve com o grande poeta e ele fez uma dedicatória no exemplar do livro, que reproduzimos abaixo, para que vejam a singularidade da caligrafia.

Para Antonio Miranda, en la fraternidad poética / Antonio Gamoneda / Madrid  23-4-07” 

TEXTOS EN ESPAÑOL  /  TEXTOS EM PORTUGUÊS

 

DESPUÉS DE VEINTE AÑOS

 

Cuando yo tenía catorce años,

me hacían trabajar hasta muy tarde.

Cuando llegaba a casa, me cogía

la cabeza mi madre entre sus manos.

 

Yo era un muchacho que amaba el sol y la tierra

y los gritos de mis camaradas em el soto

y las hogueras en la noche

y todas las cosas que dan salud y amistad

y hacen crecer el corazón.

 

A las cinco del dia, en el invierno,

mi madre iba hasta el borde de mi cama

y me llamaba por mi nombre

y acariciaba mi rostro hasta despertarme.

 

Ya salía a la calle y aún no amanecía

y mis ojos parecían endurecerse con el frío.

 

Esto no es justo, aunque era hermoso

ir por las calles y escuchar mis pasos

y sentir la noche de los que dormían

y comprenderlos como a un solo ser,

como si descansaran de la misma existência,

todos en el mismo sueño.

 

Entraba en el trabajo.

                            La oficina

olía mal y daba pena.

                            Luego

llegaban la mujeres.

                            Se ponían

A fregar en silencio.

 

Veinte años.

                   He sido

escarnecido y olvidado.

Ya no comprendo la noche

ni el canto de los muchachos sobre las praderas.

Y, sin embargo, sé

que algo más grande y más real que yo

hay en mi, va en mis huesos:

 

tierra incansable,

                   firma

la paz que sabes.

                   Danos

nuestra existência a

                   nosotros

                   mismos.   


AMOR

 

Mi manera de amarte es sencilla:

te aprieto a mí

como si hubiera un poco de justicia en mi corazón

y yo te la pudiese dar con el cuerpo.

 

Cuando revuelvo tus cabellos

algo hermoso se forma entre mis manos.

 

Y casi no sé más. Yo sólo aspiro

a estar contigo en paz y a estar en paz

con un deber desconocido

que a veces pesa también en mi corazón.

 

        

LA LUZ HIERVE

 

La luz hierve debajo de mis párpados.

De un ruiseñor absorto en la ceniza, de sus negras entrañas musicales,

surge una tempestad.

Desciende el llanto a las antiguas celdas, advierto látigos vivientes

y la mirada inmóvil de las bestias,

su aguja fría en mi corazón.

Todo es presagio. La luz es médula de sombra:

van a morir los insectos en las bujías del amanecer.

Así arden en mí los significados.

 

(De Arden las Pérdidas, 2003) 

 

 

UNA PASIÓN FRÍA

 

Una pasión fría endurece mis lágrimas.

Pesan las piedras en mis ojos: alguien

me destruye o me ama.

 

(De Arden las Pérdidas, 2003)

 

 

 

GRITAN LAS SERPIENTES

 

Gritan las serpientes en las celdas del aire.

La ebriedad sube desde las piernas femeninas

y tú pones tus labios en sus líquidos.

Coge la flor de la agonía.

Aún hay humedad en las cenizas que amas.

 

(De Frío de Límites, 1998)

 

 

COMO LA CÓLERA

 

Como la cólera en el hígado se ocultan en sí mismas las palabras  

                                                                                   ciegas.

Hay nudos negros en tu lengua.

No hay esperanza ni sonido.

 

(De Frío de Límites, 1998) 

 

 

 

 

GAMONEDA, Antonio.  Esta luz – Poesía reunida (1947-2004). Epílogo de Miguel Casado.  8ª. edición.  Barcelona, España: Círculo de Lectores, 2010.  682 p.  13x21 cm.   Ilustración de la sobrecubierta: Claude Monet – Nenúfares em Giverny, 1908. Capa dura e sobrecapa. 

 

 

         TODOS los animales se reúnen en un gran gemido. Oigo silbar a
                   la vejez.

         Tú acaso piensas en desapariciones.

         Háblame para que conozca la pureza de las palabras inútiles.

 

 

         VERANO 1966

 

         Cuando me extiendo junto al mar,
         existe el agua y su palpitación
         y un cielo azul cuya profundidad
         es demasiado grande para mí.

         Sentir el mar, su lentitud viviente,
         es la magnificencia y el olvido,
         pero sentir la vida de los camaradas
         el ser el camarada de uno mismo.

         El cielo inmóvil tiene su razón, lo sé,
         pero la razón que hay en nosotros
         existirá aún cuando este cielo
         haya sido borrado por el viento y el frío.

 

 

         SOBRE mi carne pasa, grave de amor, la misma lengua que silba

         en mi vejez y me despierto

         envuelto en coágulos de sombra

         y se desprende de la noche

         una flor negra y húmeda de llanto.
        

 

         TRADUCCIONES DE ANTONIO MIRANDA:

 


         TODOS os animais se reúnem em um grande gemido. Ouço silvar
                   à velhice.

         Teu acaso pensa em desaparecimentos.

         Fale-me para que eu conheça a pureza das palavras.

 

 

         VERÃO 1966

 

         Quando me estendo junto ao mar,
         existe a água e sua palpitação
         e um céu azul cuja profundidade
         é grande demais para mim.

         Sentir o mar, sua lentidão vivente,
         é a magnificência e o olvido,
         mas sentir a vida dos camaradas
         o ser o camarada de nós mesmos.

         O céu imóvel tem sua razão, eu sei,
         mas a razão que há em nós
         existirá ainda quando este céu
         tenha sido apagado pelo vento e o frio.


 

         PELA minha carne passa, grave de amor, a mesma língua que silva
         em minha velhice e desperto

         envolto em coágulos de sombra      

         e desprende da noite

         uma flor negra e úmida pelo pranto.

 

 

 

 

 

No foto, com Antonio Miranda, três celebridades máximas da poesia em língua castelhana:        1º.: RAÚL ZURITA (Chile); e 3º.: FRANCISCO DE ASSÍS FERNÁNDEZ (Nicaragua); 4º.:  ANTONIO GAMONEDA (Espanha),  hospedados no Hotel Alhambra, em um encontro de amigos.


 

 

POESIA SEMPRE – Revista Semestral de Poesia.  ANO 4 – NÚMERO 7 – JULHO 1996.  Rio de Janeiro: Fundação Biblioteca Nacional, Ministério da Cultura, Departamento Nacional do Livro, 1996.   Ex. bibl. Antonio Miranda

 

        

 

EL óxido se posó en mi lengua como el sabor de una desaparición.

 

El olvido entró en mi lengua y no tuve otra conducta que el olvido,

 

y no acepté otro valor que la imposibilidad.

 

Como un barco calcificado en un país del que se ha retirado el mar,

 

escuché la rendición de mis huesos depositándose en el descanso;

 

escuché la huida de los insectos y la retracción de la sombra al           ingresar en lo que quedaba de mí;

 

escuché hasta que la verdad dejó de existir en el espacio y en mi
         espíritu,

 

y no pude resistir la perfección del silencio.

 

 

 

 

Traducción de Antonio Miranda del poema de Gamoneda:

 

 

O óxido pousou em minha língua como o sabor de um
         desaparecimento.

        O esquecimento entrou em minha língua e não tive outra
                conduta que o esquecimento,

        e não aceitei outro valor que a impossibilidade.

       
        Como barco calcificado num país de onde retirou-se o mar,

 

        escutei a rendição de meus ossos depositando-se no descanso;

 

        escutei a fuga dos insetos e a retração da sombra ao ingressar
                no que restava de mim;

 

        escutei até que a verdade deixou de existir no espaço e em
                meu espírito,

 

        e não consegui resistir à perfeição do silêncio.

       

       

 



TEXTOS EM PORTUGUÊS 


Versões de Antonio Miranda 


Antonio Gamoneda, 2008.  Fotografia de Daniel Mordzinski.


DEPOIS DE VINTE ANOS 

         

Quando eu tinha catorze anos,

me obrigavam a trabalhar até tarde.

Quando chegava em casa, mamãe

tomava minha cabeça entre suas mãos.

 

Era um garoto que amava o sol e a terra

e os gritos de meus colegas no matagal

e as fogueiras na noite

e todas as coisas que levam à saúde e à amizade

e fazem crescer o coração.

 

Às cinco da manhã, no inverno,

minha mãe chegava à beira de minha cama

e chamava pelo meu nome

e acariciava meu rosto até despertar-me.

 

Eu saía à rua e apenas amanhecia

 e meus olhos pareciam enrijecer-se com o frio.

 

Aquilo não era justo, embora fosse belo

ir pelas ruas a escutar meus passos

e sentir a noite dos que dormiam

e entendê-los como um único ser,

como se descansassem da existência,

todos no mesmo sono.

 

Chegava ao trabalho.

                            Então,

chegavam as mulheres.

                            Começavam

a esfregar em silêncio.

 

Vinte anos.

                   Fui

zombado e esquecido.

Já não compreendo a noite

nem o canto dos garotos nas campinas.

E, no entanto, sei

que algo maior e mais real que eu

existe em mim, vai em meus ossos:

 

Terra incansável,

                   firma

a paz que sabes.

                   Dê-nos

nossa existência a

                   nós

                   mesmos.

 

AMOR

 

Meu jeito de te amar é simples:

te aperto contra mim

como se houvesse um pouco de justiça em meu coração

e pudesse transmitir com meu corpo.

 

Quando revolvo teus cabelos

algo maravilhoso se forma entre minhas mãos.

 

E quase nada mais sei. Apenas aspiro

a estar contigo em paz e a estar em paz

com um dever desconhecido

que às vezes pesa também em meu coração.

 

 

FERVE A LUZ

 

Ferve a luz debaixo de tuas pupilas.

De um rouxinol absorto na cinza, de suas negras entranhas musicais,

surge uma tempestade.

Desprende o pranto às antigas celas, advirto látegos viventes

e o olhar imóvel das bestas,

sua agulha fria em meu coração.

Tudo é presságio. A luz é medula de sombra:

Os insetos vão morrer nas velas do amanhecer.

 Assim ardem em mim os significados.

        

(De Arden las Pérdidas, 2003)

 

 

UMA FRIA PAIXÃO

 

Uma fria paixão endurece minhas lágrimas.

Pesam as pedras em meus olhos: alguém

me destrói ou me ama.

 

(De Arden las Pérdidas, 2003)  

 

 

GRITAN LAS SERPIENTES

 

Gritam as serpentes nas celas do ar.

A ebriedade eleva-se das pernas femininas

e tu levas teus lábios em seus líquidos.

Recolhe a flor da agonia.

Ainda existe umidade nas cinzas que amas.

 

(De Frío de Límites, 1998) 

 

 

COMO LA CÓLERA

                  

                   Como a cólera em meu fígado se ocultam em si mesmas as

                                                                           palavras cegas.

                  Não há esperança nem sonido.

 

(De Frío de Límites, 1998)

 

 

 

 

Página republicada em março de 2018



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