PEDRO HENRIQUEZ UREÑA
                                                                                 
                                                                                Pedro  Henríquez Ureña (Santo Domingo, 29 de junio de 1884 - Buenos Aires, 11 de mayo  de 1946) fue un intelectual, filólogo, crítico y escritor dominicano. ras  completar los estudios secundarios, marchó a los Estados Unidos, comenzando así  un largo periplo que lo alejaría del solar nativo, casi durante todo el tiempo  que le restaba de existencia. Luego de pasar por la Habana en 1905, marchó a  Veracruz al año siguiente, para poco después asentarse en Ciudad México y  desarrollar ahí una gran labor dentro del Ateneo mexicano (1910 - 1913).  Agobiado por la situación política de inestabilidad durante la Revolución  mexicana, quiere marchar a Europa, viajando así a la Habana. Pero el estallidod  e la Primera Guerra Mundial le impide salir de Cuba, razón por la cual marcha a  los Estados Unidos, donde estuvo entre 1915 y 1920. Allí se desempeña como  corresponsal periodística en Washington y Nueva York, para luego realizar  estudios de doctorado y ofrecer docencia en la Universidad de Minnesota. En  1920 viaja a España, a completar sus estudios de Doctorado, pero luego parte a  México, en 1921, a colaborar con el proyecto de reforma educativa lidereado por  José Vasconcelos. En 1925 parte a la Argentina, donde pasaría los últimos  veinte años de su vida. Allí se vinculó a la revista Sur, de Victoria Ocampo,  fue docente en el Colegio Nacional de La Plata y colaborador en el Instituto de  Filología de la Universidad de Buenos Aires.
                                                                                  Fuente: wikipedia
                                                                                 
                                                                                TEXTOS  EN ESPAÑOL  -  TEXTOS EM PORTUGUÊS
                                                                                 
                                                                                
                                                                                (M) UN DOS:  muestrario de poesía nicaraguense y dominicana.    Selección, prólogo, introducciones, notas y glossário de  Luis Ricardo Arévalo Arias.  Managua:  Editorial Ancetros, 2015.  300 p.        isbn  978-99964-0-456-6   
                                                                                 
                                                                                         LIBROS 
                                                                                
                                                                                  — "¡Adiós, amigos míos!"
                                                                                    Expresión  de Alejandro Pushkin, mirando
                                                                                    en  torno de suestudio a sus libros;
                                                                                    respondendo  así la pregunt del Dr. Sholtz,
                                                                                    de  si deseaba, ante de morir, despdirse
                                                                                    de  sus más afectos amigo. / St. Petersburgo:
                                                                                  mañana  del 29 de enero de 1837.
                                                                                   
                                                                                  No es Libería para venderlos.
                                                                                    Tampoco  es Biblioteca Pública.
                                                                                  Sus  libros "es" la Radiografía de un hombre.
                                                                                  Cada  libro, um órgano
                                                                                    indispensable
                                                                                    irremplazable
                                                                                    intransplantable.
                                                                                  Cada  uno ejerce una función sinérgica.
                                                                                    Como  el hígado segrega bilis
                                                                                  y forma  y atesora glicógeno.
                                                                                   El  bazo, que no es essencial para la vida,
                                                                                    por  alguna razón está ahí,
                                                                                    a  la izquierda del estómago,
                                                                                    casi  en la punta de la lengua del pâncreas;
                                                                                    islotes  de Langerhans excretando insulina,
                                                                                    metabolizando  los carbohidratos.
                                                                                  
                                                                                  La  Obra en Dos Tomos inseparables: los riñones,
                                                                                    en  incessante ayuda mutua.
                                                                                    No  puedes prestar uno sin el outro; ambos, menos.
                                                                                    Si  uno, te desajustan; si los dos, la muerte.
                                                                                    (¡Mis  dos tomos rojas del OBLÓMOV/ de Goncharov!)
                                                                                  
                                                                                   Además  de que uno elije sus libros por instinto.
                                                                                    Los  que convienen a nuestro ser, a nuestros humores, 
                                                                                    a nuestro humor.
                                                                                   No  se da el trasplante en los libros;
                                                                                    no  agarra el injerto em tejido ajeno.
                                                                                   No hay
                                                                                    extracción
                                                                                    ni  mutilación
                                                                                    ni  tranplante
                                                                                    de  órganos de um organismo a outro. Lo siento. 
                                                                                           
                                                                                
                                                                                         GOTA  DE LLUVIA EN LA NOCHE
                                                                                                                      a  Esperanza Mayorga Salgado
                                                                                         
                                                                                
                                                                                  Anoche a incierta hora desperte a  inciertos
                                                                                    passos  passos que no llegaban a pisadas pero
                                                                                    sí  a aquellos leves chasquidos que en la
                                                                                    tiniebla  me frecuentan en la expectación
                                                                                    de  tu aplazada visita    y pese a la certeza
                                                                                    de  que no volverán mis ojos a a ver más los tuyos
                                                                                    ni  sentr otra vez el nervio de tus brazos
                                                                                    apretndo  mi nuca mi espalda dejo la cama
                                                                                    atravieso  la honda casa    salgo al porche lóbreto
                                                                                   Se  oye em lo ciego terco caer    gotas del  alero
                                                                                    
                                                                                  
                                                                                
                                                                                VEA Y LEA MÁS  POEMAS Y POETAS DE NICARAGUA
                                                                                  EM NUESTRO PORTAL DE POESÍA IBEROAMERICANA:
                                                                                http://www.antoniomiranda.com.br/Iberoamerica/el_salvador/el_salvador.html 
                                                                                 
                                                                                TEXTOS  EM PORTUGUÊS
                                                                                Tradução: Antonio Miranda
                                                                                 
                                                                                         LIVROS
                                                                                
                                                                                  — Adeus, amigos meus!
                                                                                    Expressão  de Alexandre Pushkin, olhando
                                                                                    em  torno de seu escritório os seus livros;
                                                                                    respondendo  assim à pergunta do Dr. Sholtz.
                                                                                    se  desejava, antes de morrer, despedir-se
                                                                                    de  sus mais queridos amigos. / São Petersburgo:
                                                                                    manhã  de 29 de janeiro de 1837.
                                                                                
                                                                                 
                                                                                
                                                                                  Não é Livraria para vende-los.
                                                                                    Tampouco  é Biblioteca Pública. 
                                                                                    Seus  livros "é" a Radiografia de um homem.   
                                                                                  Cada livro, um órgão
                                                                                    indispensável
                                                                                    insubstituível
                                                                                    intransportável 
                                                                                   Cada um exerce uma função sinérgica.
                                                                                    Como  o fígado segrega bílis
                                                                                    e  forma e entesoura glicógênio.
                                                                                   O baço, que não essencial para a vida,
                                                                                  por  alguma razão está aí.,
                                                                                  à  esquerda do estômago,
                                                                                  quase  na ponta da língua do pâncreas;
                                                                                  ilhotes  de Langerhans excretando insulina,
                                                                                  metabolizando  os carboidratos 
                                                                                   O Obra de Dois Tomos inseparável: os  rins,
                                                                                    em  incessante ajuda mútua.
                                                                                    Um  não pode prestar sem o outro; ambos, muito menos.
                                                                                    Se  um, te desajustam; se os dois, a morte.
                                                                                    (Meus  dois tomos rubros do OBLÓMOV/ de Goncharov!)
                                                                                  Além de que a gente elege os livros por  instinto.
                                                                                    Os  que convêm ao nosso ser, aos nossos humores,
                                                                                    ao  nosso humor.
                                                                                  Não se faz o transplante nos livros;
                                                                                    não  segura o enxerto em tecido alheio.
                                                                                  Não há
                                                                                    extração
                                                                                    nem  mutilação
                                                                                    nem  transplante
                                                                                    de  órgãos de um organismo a outro. Sinto muito.
                                                                                  
                                                                                    
                                                                                    GOTAS  DE CHUVA NA NOITE
                                                                                
                                                                                                a  Esperanza Mayorga Salgado
                                                                                         
                                                                                
                                                                                  De noite numa  incerta hora despertei a incertos
                                                                                    passos    passos que não chegavam a pisadas mas
                                                                                    sim  a aqueles leves estalos que na
                                                                                    escuridão  me frequentam na expectativa
                                                                                    de  tua espaçada visita    e apesar da  certeza
                                                                                    de  que não voltarão meus olhos a ver mais os teus
                                                                                    nem  a sentir outra vez o nervo de teus braços
                                                                                    apertando  minha nuca minha espalda deixo a cama
                                                                                    atravesso  funda casa   saio ao alpendre lóbrego
                                                                                  Ouve-se  no cego e teimoso cair     gotas do  beiral
                    
                                                                                 
                                                                                 
                                                                                Página  publicada em fevereiro de 2017