http://letraslatinasblog.blogspot.com.br
                                                                                 
                                                                                CARLOS PARADA AYALA
                                                                                 
                                                                                Carlos  Parada Ayala [San Juan Opico, El Salvador], recibió el premio de poesía Larry  Neal y la beca para artistas de la Comisión de las Artes de Washington, DC.  Autor del libro bilingüe de poemas, Ta  luz de la tormenta/The Tight of the Storm (2013), coeditor de la antología Al pie de la Casa blanca: Poetas hispanos de  Washington, (2010). Su poesía ha aparecido en antologías y revistas  culturales y forma parte de la serie The  Poet and the Poem de la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos; tiene  una licenciatura en literatura española, latinoamericana y brasileña de Amherst  College, MA. U.S.A..
                                                                                 
                                                                                TEXTOS  EN ESPAÑOL  - TEXTOS EM PORTUGUÊS
                                                                                 
                                                                                POST MORTEM EM GOIÂNIA 
                                                                                A  Carlos, Padre
                                                                                 
                                                                                Tierra que me canta con la  voz de sus mujeres.
                                                                                Tierra roja que me une al  centro y me margina.
                                                                                Paraíso terrenal que pinto  en los sueños de mis noches.
                                                                                Ojos negros que me ven y se  disculpan.
                                                                                Voz de origen que me halaga  y me aconseja.
                                                                                Ojos negros que me ven y se  humedecen.
                                                                                Voz que me descifra los  misterios del origen.
                                                                                Manos que me ofrecen llaves  que no acepto.
                                                                                Cuerpo que se lava con  espuma de cerveza.
                                                                                0, tierra que me canta con  la voz de sus mujeres:
                                                                                ¡casi muero arrepentido,  arado al mástil del destierro!
                                                                                 
                                                                                 
                                                                                NOCTURNO
                                                                                 
                                                                                En tus manos se han  posado las alondras del poniente.
                                                                                                                                                
                                                                                                                                                Eres roble enraizado en los bosques de mi tiempo. 
                                                                                El coro de sus húmedas  gargantas estremece 
                                                                                las orillas de este  instante dibujado en el papel 
                                                                                pentagramado que  revuela en los espacios 
                                                                                del hangar nocturno  abierto sobre el pecho.
                                                                                 
                                                                                Melódico guante emplumado en que anida el cascarón
                                                                                del tacto con que palpo las honduras de tu todo:
                                                                                con su vuelo te coronan las alondras
                                                                                y eres cielo deslumbrante para este vagabundo
                                                                                sin paisaje que en la noche sopla las burbujas
                                                                                de estos versos de alas  rotas.
                                                                                 
                                                                                 
                                                                                VEA Y LEA OTROS POEMAS Y POETAS DE    EL SALVADOR 
                                                                                EN NUESTRO PORTAL DE POESIA IBEROAMERICANA: 
                                                                                http://www.antoniomiranda.com.br/Iberoamerica/el_salvador/el_salvador.html 
                                                                                 
                                                                                 
                                                                                 
                                                                                TEXTOS  EM PORTUGUÊS
                                                                                Tradução: ANTONIO  MIRANDA
                                                                                 
                                                                                 
                                                                                                POST  MORTEM EM GOIÂNIA
                                                                                 
                                                                                                Terra  que me canta com voz de suas mulheres.
                                                                                                Terra vermelha que leva ao centro  e me isola.
                                                                                                Paraíso terrestre que pinto nos  sonhos de minhas noites.
                                                                                                Olhos negros que me veem e se  desculpam.
                                                                                                Voz de origem que me adula e me  aconselha.
                                                                                                Olhos negros que me veem e  emudecem.
                                                                                                Voz que me decifra nos mistérios  da origem.
                                                                                                Mãos que me oferecem chaves que  não aceito.
                                                                                                Corpo que se lava com espuma de  cerveja.
                                                                                                Ó, terra que canta com voz de  suas mulheres,
                                                                                                Quase morro arrependido, atado ao  mastro do desterro.
                                                                                
                                                                                 
                                                                                                NOTURNO
                                                                                 
                                                                                                 Em tuas mãos pousaram as cotovias do  poente.
                                                                                                É o carvalho enraizado nos  bosques do meu tempo.
                                                                                                O coro de suas úmidas gargantas estremece
                                                                                                margens deste instante desenhado  no papel
                                                                                                pentagramado que revoa nos  espaços
                                                                                                do hangar noturno aberto sobre o  peito.
                                                                                 
                                                                                                Melódica luva emplumada em que  aninho a casca
                                                                                                do tato em que apalpo as  profundidades de teu todo:
                                                                                                com seu voo te coroam as cotovias
                                                                                                e és um céu deslumbrado para este  vagabundo
                                                                                                sem paisagem que na noite sobre  as borbulhas 
                                                                                                destes versos de asas rotas. 
                                                                                                                                                
                                                                                
                                                                                 
                                                                                                
                                                                                
                                                                                 Página publicada em fevereiro de 2017