Fuente: http://www.pinarte.cult.cu 
                      
                    ROLANDO T. ESCARDÓ 
                    (1925-1960) 
                    (Camagüey, 7.3.1925-Cercanías de la ciudad de Matanzas, 16.10.1960. Estudió  la enseñanza primaria en Camagüey, donde transcurrieron sus primeros años de  juventud. Su educación fue autodidacta. Fundó en su provincia el Grupo «Los  Nuevos», que publicó una selección de versos de Martí (1953). En 1958 fundó el  Grupo Yarabey. Llevó a cabo actividades revolucionarias en la clandestinidad,  fue perseguido y sufrió prisión. En 1958 tuvo que abandonar el país y se  estableció en Mérida, Yucatán. Después del triunfo de la Revolución regresó a  Cuba y fue designado teniente del Ejército Rebelde. Fue jefe de Zona de  Desarrollo Agrario y organizó cooperativas de carboneros en la Ciénaga de Zapata.  Practicó la espeleología. Fue colaborador en Ciclón y Lunes de  Revolución. Cuando organizaba el Primer Encuentro Nacional de Poetas, que  debía celebrarse en Camagüey, para recaudar fondos que propiciarían la compra  de un avión de combate para defender la revolución, un accidente  automovilístico truncó su vida. Con posterioridad a su muerte apareció  publicado su poemario Jardín de piedras (Islas. Santa Clara, 3 (3): 147-154,  may.-ago, 1961). 
                    Fuente: http://www.cubaliteraria.com  
                    A vida rodeada de pobreza material motiva, em certa medida, as  angústias expressas na lírica de Escardó, poeta pertencente à família lírica de César Vallejo, de quem  se aproxima pelos temas e pelos tons. A dor humana atravessa seus versos da  década de 1950, que concentra o que há de maior e de melhor em sua poesia. Seus  amigos publicaram, no ano seguinte a sua morte, Libro de Rolando e Las  ráfagas, que o situavam à vanguarda  da nova poesia, na abertura da corrente lírica conhecida como coloquialismo.  Em seu poema “Isla" se resume a forma expressiva da geração do início da  Revolução.  
                    VIRGILIO LOPEZ LEMUS 
                      
                      
                    TEXTOS EN  ESPAÑOL  / TEXTOS EM PORTUGUÊS 
                      
                    LA FAMILIA  
                      
                    Madre me acoge en su pecho caliente  
                    día a día.  
                    Abuelo y su cojez retumban el tablado.  
                    Aurora es joven, no piensa aún en casarse:  
                                                                   sueña.    
                    Olema ya comienza por pintarse las uñas.  
                    Aún Perucho no ha muerto.)  
                    Mamá de vez en vez teclea en el piano.  
                    Antonio es cocinero  
                    y Salvador es el que empuja el carro.  
                      
                    iEnrique!  
                    iFalta Enrique! ...  
                    (Enrique fue el que malgastó el dinero ...)  
                      
                      
                    EL  VALLE DE LOS GIGANTES  
                      
                    La luz transforma esa pared silenciosa, 
                    el pozo, la caverna.  
                    La luz se cae al pozo de mi alma.  
                    ¿Dónde, dónde encontrar,  
                    dónde una puerta abierta, una ventana, 
                    dónde el sitio de estarme para siempre?  
                    En esta profunda cavidad sin mapa estoy perdido.  
                    (¿Desde cuándo se pierde  lo perdido?)  
                      
                    Hundido entre estatuas de  cristal, 
                    tocando la bóveda del alma; 
                    estalactitas de vueltas y arcos espaciales, 
                    esponjas y pitares, 
                    gotas de espanto, rocas.  
                      
                    Exploro el interior. Atisbo, palpo, pregunto:  
                    ¿qué estoy haciendo Dios, qué busco en la caverna?  
                      
                      
                    ISLA  
                      
                    Esta isla es una montaña sobre la que vivo.  
                    La madre solemne  
                    empujó hacia los mares estas rocas.  
                    En el tiempo desconocido que no se nombra  
                    en el límite que no se escribe  
                    sucediéndose los deslaves  
                    las profundas grietas:  
                    —gargantas hasta los fuegos  blancos— 
                     llega la hora de mi nacimiento  en esta isla: - 
                    —Planeta ardiendo en el cielo— 
                    llega la hora de mi nacimiento  
                    y también la de mis muertes  
                    pues al mundo he venido a instalarme.  
                    ¿Por qué esos labios se abren como túneles a los que no bajo? 
                    sé que el hombre es un rumbo que se instala  
                    sé estas cosas y otras más que no hablo  
                    pero yo puedo darme con los  dos  puños en el pecho  
                    feliz de esta revolución que me da dientes  
                    aunque de todo soy culpable  
                    de todas esas muertes soy culpable  
                    y no me arrepienten los conjuros  
                    que en el triángulo de fuego he provocado.  
                      
                    Yo soy el gran culpable  
                    mi delito no puede condenarlo sino Dios 
                    y aun ni el mismo Dios pudiera  
                    (vosotros no ;lo sabéis  
                    pues ni siquiera los  colores de la bandera  
                    os sugieren  
                    vosotros no lo  entenderéis)  
                    y esto se quedará como un poema más en la tiniebla  
                    como el ruido de palabras del viento que me arrastra 
                    aunque sea la estrella del alba  
                    pues de todas estas cosas os burlaréis  
                    hermanos  
                    más allá del deseo de vuestras convicciones  
                    en la trama creada para mi deleite  
                    pero yo sólo sé  
                    pero yo sólo estoy seguro  
                    pero yo mismo lo he vivido de mis muertes y nacimientos  
                    ¿y cómo puedo yo mismo así negarme  
                    cómo podría yo mirar al Sol y no cegarme?  
                    Pero  lo que  importa es la Revolución  
                    lo demás son  palabras  
                    del trasfondo  
                    de este poema que entrego al mundo 
                    lo demás son mis argumentos.  
                    No creáis en mis palabras  
                    soy uno de tantos locos que hablan 
                    y no me comprenderéis  
                    no creáis en mis palabras  
                    esta isla es una montaña  
                    sobre la que vivo ...  
                      
                    (De: Libro de Rolando, 1961 
                      
                      
                    
                      Extraídos de VINTE POETAS CUBANOS DO SÉCULO XX; seleção, prefácio e  notas de Virgilio López Lemus. Trad. Alai Garcia Diniz, Luizete Guimarães  Barros.  Florianópolis:Editora de UFSC, 1995.  
                     
                      
                    TEXTOS EM  PORTUGUÊS 
                      Trad. Alai Garcia Diniz,  
                    Luizete Guimarães Barros. 
                      
                    A FAMILIA  
                      
                    Mamãe me acolhe no calor de seu peito  
                    dia-a-dia.  
                    Vovô manca retumbando no tablado.  
                    Aurora é jovem, ainda não pensa em se casar:  
                    sonha.  
                    Olema já começa a pintar as unhas. 
                    (Perucho ainda não morreu. )  
                    Mamãe de vez em quando dá uma dedilhada no piano. 
                    Antônio é cozinheiro  
                    e Salvador é o que empurra a carroça.  
                      
                    Enrique!  
                    Falta Enrique!...  
                    (Enrique foi o que torrou o dinheiro ... ) 
                      
                      
                    O VALE DOS  GIGANTES  
                      
                    A luz transforma essa parede silenciosa,  
                    o poço, a caverna.  
                    A luz cai no poço de minha alma.  
                    Onde? onde encontrar?  
                    Encontrar onde uma porta aberta, uma janela?  
                    Onde o lugar de permanecer para sempre?  
                    Nesta profunda cavidade sem mapa, estou perdido.  
                    (Desde quando se  perde o perdido?) 
                      
                    Fundido  entre estátuas de cristal,  
                    tocando a  abóboda da alma; 
                    estalactites  de voltas e arcos espaciais,  
                    esponjas e  pilares,  
                    gotas de  espanto, rochas.  
                      
                    Exploro o  interior. Espreito, apalpo, pergunto:  
                    Que estou  fazendo, Deus, que procuro na caverna?  
                      
                      
                    ILHA  
                      
                    Esta ilha é  uma montanha sobre a qual vivo.  
                    A mãe solene  
                    empurrou até  os mares essas rocas.  
                    No tempo  desconhecido que não se nomeia  
                    no limite  que não se escreve  
                    sucedendo-se  os desbotamentos  
                    as profundas  gretas:  
                    —gargantas até os fogos brancos— 
                    chega a hora  de meu nascimento nesta ilha:  
                    —Planeta ardendo no céu—  
                    chega a hora  de meu nascimento  
                    e também a  de minhas mortes  
                    pois ao mundo  vim para instalar-me.  
                    Por que  esses lábios se abrem como túneis aos que não desço?  
                    Eu sei que o  homem é um rumo que se instala  
                    sei estas  coisas e outras mais de que não falo  
                    mas eu posso  bater com os dois punhos no peito  
                    feliz desta  revolução que me dá dentes  
                    ainda que  seja culpado de tudo  
                    de todas  essas mortes culpado  
                    e não me  arrependo dos conjuros  
                    que no  triângulo de fogo provoquei.  
                       
                    Eu sou o grande culpado  
                    meu delito não o pode condenar senão Deus  
                    e talvez nem mesmo Deus o possa  
                    (vós não o sabeis   
                    pois nem sequer as cores da  bandeira 
                    vos sugere  
                    vós não o entendereis)  
                    e isto ficará como um poema a mais nas trevas  
                    como o ruído de palavras ao vento que me arrasta  
                    embora seja a estrela d'alva  
                    pois de todas essas coisas zombareis  
                    irmãos  
                    além do desejo de vossas convicções  
                    na trama criada para meu deleite  
                    mas só eu que sei  
                    mas só eu tenho certeza  
                    mas fui eu mesmo que vivi de minhas mortes e nascimentos  
                    e como posso eu próprio me negar assim  
                    como poderia olhar o sol e não ficar cego?  
                    Mas o que interessa é a Revolução  
                    o resto são palavras  
                    do contexto  
                    deste poema que entrego ao mundo  
                    o resto são meus argumentos.  
                    Não acrediteis em minhas palavras  
                    sou um dos tantos loucos que falam  
                    e não me compreendereis  
                    não acrediteis em minhas palavras  
                    esta ilha é uma montanha  
                    sobre a qual vivo ... 
                      
                    (De: Libro de  Rolando, 1961)  
                      
                      
                  Extraídos de VINTE  POETAS CUBANOS DO SÉCULO XX; seleção, prefácio e notas de  Virgilio López Lemus. Trad. Alai Garcia Diniz, Luizete Guimarães Barros.   Florianópolis:Editora de UFSC, 1995.   |