| Foto: https://www.google.com/       ILEANA ÁLVAREZ GONZÁLEZ       Nacida en Ciego de  Ávila, Cuba, en 1967, esta poeta y ensayista define a los dieciséis años su  vocación literaria escribiendo su primer cuaderno de poesía, que nunca publica,  titulado «En la punta y sin armas». Es Licenciada en Filología con Diploma de  Oro (Universidad Central de las Villas, Cuba, 1989), y Master en Cultura  Latinoamericana (Universidad de Camagüey, 1999). Durante once años laboró como  especialista en investigaciones socioculturales del Grupo de Investigación de  la Dirección Sectorial de Cultura de Ciego de Ávila. Actualmente trabaja como  Editora de la Editorial Ávila. Pertenece a la Unión de Escritores y Artistas de  Cuba (UNEAC).   Biografía extraída de  https://repositorio.unal.edu.co/       TEXTOS EN ESPAÑOL  -   TEXTOS EM PORTUGUÊS     ARIAS DE LA CANAL, Fredo.  Antología de la poesia oral-traumática  de Francis Sánchez e Ileana Álvarez González.  Fotografías de portada e ilustraciones  interiores de Daniel GutiérrezPedreiro. México: Frente de Afirmación Hispánica,  A. C., 2017.      170 p.  14 x 21 cm.     Ex. bibl. Antonio Miranda         Cuerno y marfil     ¿Puedo esperar a que de  nuevo crezcan los sueños cortados en la danza de  los días en fila india, anillos de una  serpiente que sólo atisba a morderse la cola? ¿Aun, cuando el albor  tembloroso de esta isla intente embestir la  abulia, puede el hilillo de fe  que me sostiene hacerlos crecer desde  mi vientre? Y es que las conchas  que recogí en las playas de la infancia se han tornado saetas venenosas, órbitas de hierro  lanzadas a la noche en que mis yacimientos  heridos fueron por la sospecha. Al despertar, no logro  zurcir las hogazas de mi sombra, cristales que  albergaron un corazón intacto. Fragmentos apenas de  cuerno y de marfil adheridos al azogue de  mi crepúsculo.   Las verjas de la  provincia hoy carcomen el viaje que en la tiniebla hilé  y deshilé con los dientes  apretados, deteniendo, al alba,  espurios esplendores, el cansancio de los  mástiles, la codicia invasiva y la sospecha de las  águilas. Pozos que ascienden a  disipar tus brotes.   Descosida, sin remos,  nadie va a lamer los parajes invertidos en cada pesadilla. La mentira que urdía
 puntada a despuntada para ahuyentar la pérdida.
 Son las ráfagas de la memoria que regresa
 como corcel aguijado por avispas.
 La  elipsis va trazando mi asedio. ¿O  es el mar con sus cercas de púas, la  infinitud del azul que  no logré estampar en el horizonte de mis hijos? ¿O es el hambre, la  avidez que me posee como una loba, que  trenza un cáñamo negro sobre  la silueta sin astros del porvenir, y  parte en dos la ausencia, en  tres astillas, en  nada, en  desvarío?   El  hambre que callo.       TEXTOS EM PORTUGUÊSTradução de Antonio  Miranda
       Chifres   y marfim     Devo esperar que outra  vez creçam os sonhos cortados na dança dos dias  em fila índia, anéis de uma serpente  que apenas consegue morder a cauda? Embora, quando a brancura  tremenda desta ilha tente lutar contra a  apatia, pode o fiozinho de fé  que me sustenta fazê-los crescer desde o  meu ventre? Deve ser que as conchas  que recolhi nas praias da infância tornaram-se setas venenosas, órbitas de ferro lançadas  pela noche em que minhas jazidas  feridas foram pela suspeita. Ao despertar, não consigo  cerzir as fogaças de minha sombra, cristais que alojaram um  coração intacto. Fragmentos apenas de chifre  e de marfim aderidos ao azougue de  meu crepúsculo.   As cercas da província  hoje carcomem a viagem que na treva eu fiei e  desfiei com os dentes apertados, detendo, na alvorada,  espúrios esplendores, o cansaço dos mastros, a  ambição invasiva y a suspeita das águias. Poços que ascendem a  dissipar teus surtos.   Descosida, sem remos, ninguém  vai lamber as paragens invertidas em cada pesadelo. A mentira que acontecia
 um passo de cada vez para afugentar a perda.
 São as rajadas da memoria que regressam
 a cavalo  aguilhoado por vespas.
 A  elipse vai traçando meu assédio. Ou é  o mar com sus cercas de puas, a  infinitude do azul que  não consegui estampar no horizonte de meus filhos? Ou é a fome, a  avidez que me domina como uma loba, que  trança um cânhamo negro sobre  a silhueta sem astros do porvir, e  parte em duas a ausência, em  três lascas, em  nada, en  desvario?   A fome  que calo.         Página publicada em novembro de 2020 
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