| 
                   Foto: http://www.lapatriaenlinea.com/ 
                   
                    NORA ZAPATA PRILL 
                    
                    
                  Poeta,  miembro correspondiente de la Academia Boliviana de la Lengua. Profesora de  Literatura y Castellano, egresada de la Normal Superior Católica de Cochabamba.  Hizo estudios de post-grado en Lengua y Literatura Española en el Instituto de  Cultura Hispánica de Madrid. Entre otros premios y reconocimientos ha recibido  el 1.er Gran Premio Nacional Franz Tamayo, el más importante de su país, en dos  ocasiones en 1973 y en 1977. Actualmente es Directora de un establecimiento  médico social psicogeriátrico en Lausana, Suiza. 
                  Poemarios  publicados: De las estrellas y el silencio (1975); Géminis en invierno (1978);  Fascinación del fuego (1985); Diálogo en el acuario (1985); Antología (2008). Su obra ha aparecido  en diversas antologías de Bolivia y el extranjero. Ha sido invitada a  festivales poéticos en Alemania, Argentina, Austria, España, Italia, Macedonia,  Suecia, Suiza, y otros lugares. Fuente: wikipedia 
                    
                    
                  TEXTOS  EN ESPAÑOL  -   TEXTOS EM PORTUGUÊS 
                  Tradução:  Antonio Miranda 
                    
                    
                  AQUÍ, CALLADAMENTE 
                    
                  VUELVO de la raíz talada  del crepúsculo  
                    como si fuera 
                  un reencuentro con el llanto. 
                    
                  No pido nada  
                    aquí estoy 
                    calladamente con el regreso amurallado sobre las mismas huellas 
                  y la noche amanecida en los trigales. 
                    
                  Una sombra de mí que desconozco 
                    aún busca entre los ojos hablar con los caminos diariamente 
              repetidos  de otoño a lluvia, 
                  nido a cementerio.  
                    
                  Lástima. 
                    Las luciérnagas ya no relatan cuentos en la noche, 
                    y hay menos soledad en las aladas ventanillas del campanario roto 
                  y cómo y cuánto, suena el vacío, ¡tanto y tan cruel! 
                    
                  ¿Quién creería que ya no  quedan puertos en el mundo? 
                    
                  Pero, ,:de dónde he  vuelto para empezar del último paso anochecido? 
                    
                  No pido nada 
                    ni me echo a andar para llegar; 
                    esta calleja solitária de purísimos ojos grises me abandona  
                                                             las  lágrimas 
                  y me enjuga el cansancio. 
                    
                  No vacilo 
                    pero ya no quiero partir y, cuanto tenga al caer la tarde de mañana,  
                  se me queda en el clavel marchito por la hoguera del viento pasajero. 
                    
                  No espero,  
                    como antes, 
                    la habitación a solas presagiando la lluvia sollozada en la lámpara 
                    o que la memoria se agrande en los rincones como la piel del moho 
                    que después del olvido cruje en silencio su más absurdo espacio. 
                    No será necesario que la gaviota haya regresado con la muerte  
                    en las alas y que todas las playas se abismen bajo el cuerpo; 
                    basta que alguna noche 
                    el cielo nos comprenda y lejos, 
                    lejos las alas 
                  nos sonrían la amenaza de partir para siempre.  
                    
                  Ciertamente 
                    no pido nada ahora que vuelvo a enhebrar  
                    en la maleza 
                  la eternidad en el minuto. 
                    
                    
                  AQUI, EM  SILÊNCIO 
                    
                  Volto  da raiz derrubada do crepúsculo 
                    como se fosse 
                    um reencontro com o pranto. 
                    
                  Nada  peço 
                    aqui estou 
                    em silêncio com o regresso amuralhado pelos 
                                         mesmos  rastros 
                    e a noite amanhecida nos trigais. 
                    
                  Uma  sombra de mim que desconheço 
                    ainda busca entre os olhos falar com os caminhos diariamente 
             repetidos de outono na chuva, 
                    ninho em cemitério. 
                    
                   Que pena. 
   Os vagalumes já não relatam os casos na  noite 
   e há menos solidão nas aladas janelas do  campanário roto 
   e como e quanto, soa o vazio, tanto e  tão cruel! 
                    
                   Quem acreditaria que já não restam portos pelo  mundo? 
                    
                   Mas...: de onde voltei para começar do último  passo anoitecido? 
                    
                   Não peço nada 
   nem me ponho a andar para chegar; 
   esta ruela solitária de puríssimos olhos  grises me abandona 
                                                                       as  lágrimas 
   e me enxuga o cansaço. 
                    
                   Não vacilo 
   mas já não quero partir e, quanto tiver  ao cair a tarde de amanhã, 
   resta-me no cravo murcho pela fogueira  do vento passageiro. 
                    
                   Não espero, 
   como antes, 
   o quarto sozinho pressagiando a chuva  soluçante na lâmpada 
   ou que a memória cresça nos rincões como  a pele do  bolor 
   que depois do olvido range em silêncio  seu mais absurdo espaço. 
   Não será preciso que a gaivota tenha  regressado com a morte 
   nas asas e que todas as praias se  abismem sob o corpo; 
   basta que alguma noite 
   o céu nos entenda e distante, 
   distante as asas 
   nos sorriam a ameaça de partir para  sempre. 
                    
                   Certamente 
   não peço nada agora que volto a enfiar 
   no mato 
   a eternidade no minuto. 
   
    
 
   
    
                  DE LAS ESTRELLAS Y EL SILENCIO  
                    
                  Hemos clausurado la  ventana 
                  que daba hacia el sol y las estrellas. 
                    
                  La tarde afuera  esperando la noche  
                    con el viento y las hojas desparramadas  
                    nos habla de las cosas  
                    que no aprendimos a creer  
                    del error de tropezar 
                  en los mismos caminos ¡siempre los mismos! 
                    
                  Hemos enguantado las  manos 
                    para olvidar la intimidad del tacto  
                    y en media calle  
                  ha sangrado el silencio. 
                    
                  Hemos amanecido en los  dinteles del pantano  
                    poseídos 
                    del polvo, y nuestra alondra 
                    ha parido 
                    el 
                  otoño. 
                    
                  Pero yo estoy debajo las  estrellas y tiemblo en 
                                                          los otoños 
                  entre la bruma y el camino. 
                    
                  Me retorna 
                    tu mano del vacío 
                    vacío 
                    porque estando más cerca de la hierba,  
                                         a  punto de secarse 
                  eres la roca que puede hablar desde la sombra. 
                    
                  Para mañana es la misma  hora de ayer  
                  que no me llegó nunca. 
                    
                  Olvidaré 
                    hasta disolverte en la oscuridad, 
                    y desaparecidos 
                    nos volveremos a preguntar 
                    si todavia es tiempo de enredar en la paloma 
                  un mensaje de urgencia. 
                    
                  Y ya te olvido de grillo  en grillo. 
                    
                  Ya puedo con la noche  que se duerme a solas  
                  en mi insomnio. 
                    
                  Como en los pies y el  corazón  
                  aún queda la distancia. 
                    
                    
                  DAS ESTRELAS E O SILÊNCIO 
                    
                  Fechamos a janela 
                  que dava para o sol e as estrelas. 
                    
                  A tarde lá fora esperando a noite 
                    com o vento e as folhas desparramadas 
                    nos fala das coisas 
                    que não aprendemos a crer 
                    do erro de tropeçar 
                  nos mesmos caminhso, sempre os mesmos! 
                    
                  Calçamos as mãos 
                    para esquecer a intimidade do tato 
                    e no meio da rua 
                    o silêncio sangrou. 
                    
                  Amanhecemos nas vergas do pântano 
                    possuídos 
                    pelo pó, e nossa cotovia 
                    já pariu 
                    o 
                    outono. 
                    
                  Mas estou sob as estrelas e tremo nos  outonos 
                    entre a bruma e o caminho. 
                    
                  Retorna a mim 
                    tua mão do vazio 
                    vazio 
                    porque estando mais próxima da grama, 
                                a  ponto de secar-se 
  és a rocha que pode falar desde a sombra. 
                    
                  Para amanhã é a mesma hora de ontem 
                    que não me chega jamais. 
                    
                  Esquecerei 
                    até dissolver-te na escuridão 
                    e desaparecidos 
                    voltaremos a perguntar-nos 
                    se ainda é tempo de enredar na pomba 
                    uma mensagem de urgência. 
                    
                  E já te esqueço de grilo em grilo. 
                    
                  Já posso com a noite que dorme sozinha 
                    em minha insônia. 
                    
                  Como nos pés e o coração  
                  ainda fica a  distância. 
                    
                    
                  Página publicada em julho de 2016 
                  . 
                    
                   
                   
                    
                    
 
                  
  |