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                   ANTONIO TERAN CAVERO 
                  (Cochabamba, Bolivia, 1932).- Poeta. 
                    
                  También  aparece como Antonio Terán  Cabero en http://elias-blanco.blogspot.com de donde extraímos parte de esta  biografia: 
                    
                  Se desempeñó  como Director de Cultura de la alcaldía cochabambina. Fue parte de la segunda  generación del grupo ‘Gesta Bárbara’.  
                  A decir de  Igor Quiroga, Terán Cabero “es un poeta que habla –con alegría- desde la  herida y desde la verdadera realidad de las cosas: masoquismo y resignación. Y  es también un poeta inocente (en el sentido más real de la palabra), un poeta  que ‘ve’ cuando no sabe qué significan las cosas”. 
                    
                  Poesía:  Puerto imposible (1963); Y negarse a morir (1979); Bajo el ala del sombrero  (1989); Ahora que es entonces (1993); De aquel umbral sediento (1998); Boca  abajo y murciélago (Primer Premio ‘Yolanda Bedregal’, 2003). 
                    
                    
                  TEXTO  EN ESPAÑOL  -  TEXTO EM PORTUGUÊS 
                    
                  
                             GUERRA CIVIL 
                            En agosto fue el sol. 
                      Nada  más que la voz 
                      reclamando  un lugar para su lumbre. 
                      Amaneciendo  un puño, un agujero 
                      de  charango en desgracia. 
                             Primero  fue la espina 
                      levantada  en el ojo de los cerros. 
                             Nada  más que los nervios 
                      cercenando  la noche, casi eterna. 
                             Después, 
                      tanto  herir con la muerte acorralada, 
                      tan  el odio y el hambre 
                      que  semblaban los pocos asesinos, 
                      que  el cadáver del hombre 
                      veló  su infancia en los fuziles. 
                             Era  preciso el fuego por las calles. 
                      Y  su agosto fue el grito de la sangre. 
                             Qué  poco duraría su tránsito de estrella, 
                      su  recorrido limpio 
                      por  el costado herido de la pátria, 
                      por  su valle sonoro y su guitarra 
                      en  llanto todavia... 
                             ............. 
                             Y  cayeron las bombas. 
                             Un  cementerio para el árbol, 
                      para  el retoño azul, 
                      para  el pobre reclamando su pan. 
                             La  única moneda 
                      que  se pagaba entonces al patriota, 
                      cayó  la muerte en el ángel desplegado 
                      y  rodeó los silencios 
                      trocando  en rosa abierta 
                      la  infantil estrutura de los niños. 
                             Alguna  mano antigua exprimía la noche 
                      con  su hueso podrido. 
                             Y  más allá del humo, una canción 
                      designando  las sombras: 
                      Sólo  la tierra há muerto, sólo el viento 
                      llorándose  a sí propio en las esquinas. 
                             Gime  el aire sus túnicas, 
                      su  lenta mariposa asesinada. 
                             Sólo  la tierra sabe que han abierto 
                      un  nuevo surco amargo en sus entrañas. 
                             Los  asesinos tienen 
                      ahora  su festín 
                      cruzando  el oxidado 
                      sollozo  de mi pueblo. 
                           
                   
                    
                  TEXTO  EM PORTUGUÊS 
                  Tradução  de Antonio Miranda 
                    
                          GUERRA  CIVIL 
                  
                  
                            Em agosto era o sol. 
                      Nada  mais que a voz 
                      reclamando  um lugar para seu lume. 
                      Amanhecendo  um punho, uma fenda 
                      de charango* na desgraça. 
                             Primero  foi espinha 
                      levantada  no olho dos montes. 
                             Nada  mais que os nervos 
                      cerceando  a noite, quase eterna. 
                             Despois, 
                      tanto  ferir com a morte encurralada, 
                      tanto  ódio e a fome 
                      que  semeavam os poucos assassinos, 
                      que  o cadáver do homem 
                      velou  sua infância nos fuzis. 
                             Era  preciso o fogo pelas ruas. 
                      E  seu agosto era o grito de sangre. 
                             Que  pouco duraria seu trânsito de estrela, 
                      seu  recorrido limpo 
                      pelo  flanco ferido da pátria, 
                      por  seu vale sonoro e sua guitarra 
                      ainda  em pranto... 
                             E  caíram as bombas. 
                             Um  cemitério para a  árvore, 
                      para  o rebento azul, 
                      para  o pobre reclamando seu pão. 
                             A  única moeda 
                      que  se pagava então ao patriota, 
                      caiu  a morte no anjo estendido 
                      e  cercou os silêncios 
                      trocando  em rosa aberta 
                      a  infantil estrutura dos meninos. 
                             Alguma  mão antiga expressava a noite 
                      com  seu osso podre. 
                             E  além da fumaça, uma canção 
                      designando  as sombras: 
                      Apenas  a terra morreu, apenas o vento 
                      chorando  a si próprio nas esquinas. 
                             Geme  o ar suas túnicas, 
                      sua  lenta mariposa assassinada. 
                             Apenas  a terra sabe que abriram 
                      uma  fenda amarga em suas entranhas. 
                             Os  assassinos têm 
                      agora  seu festim 
                      cruzando  o oxidado 
                      soluço  de meu povoado. 
                      
                   
                  *O charango (ou quirquincho,  do Quechua kirkinchu, tatu) é um pequeno instrumento  de cordas Sul-americano da família do alaúde, que tem  aproximadamente 66 cm de comprimento, tradicionalmente feito com a  carapaça das costas de um tatu. 
                    
                  Página  publicada em abril de 2019 
                    
                    
                    
                    
                    
                
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