JACINTO FOMBONA-PACHANO
                    
                    
                                                                                Poeta,  narrador, ensayista, periodista y diplomático venezolano, nacido en Caracas el  19 de mayo de 1901 y fallecido en su ciudad natal el 6 de febrero de 1951.  Autor de una espléndida producción literaria que ahonda con rigor, belleza y  pulcritud en las mejores posibilidades expresivas de la lengua castellana y  enlaza con las más audaces propuestas de la modernidad francesa, está  considerado como una de las voces líricas más descollantes de las Letras  venezolanas de la primera mitad del siglo XX. En su juventud formó parte de la  denominada "Generación del 18", en la que, en torno al "Círculo  de Bellas Artes", quedaron agrupados otros poetas tan relevantes como  Fernando Paz Castillo (1893-1981), Andrés Eloy Blanco (1896-1955), Luis Enrique  Mármol (1897-1926) y Enrique Planchart Loynaz (1894-1953). Posteriormente,  Jacinto Fombona se integró en el grupo poético congregado alrededor de la  revista Viernes (1936). Fuente: http://www.mcnbiografias.com
                                                                                 
                                                                                TEXTOS  EN ESPAÑOL    -    TEXTOS EM PORTUGUÊS
                                                                                 
                                                                                        UN ALERTA PARA ABRAHAN LINCOLN
                                                                                
                                                                                  Mi capitán, yo he visto
                                                                                    como  salen del hueco de tu herida
                                                                                    las  abejas contentas,
                                                                                    a  posarse em los ojos de Walt Whitman
                                                                                    y  a mecerle la barba rumorosa.
                                                                                  Mi capitán, te busco
                                                                                    porque  oí que te quieren asesinar de nuevo.
                                                                                    Y  esta vez lo sabemos.
                                                                                  Oye las pisadas
                                                                                    de  quien tras de la puerta conspira entre langostas,
                                                                                    suelta  la nube y goza ya com el hartazgo de los verdes. 
                                                                                  Alerta, capitán, alerta.
                                                                                    Que  tiemblan la espigas y está sombrío el cielo.
                                                                                    Elitros  ys tenazas y mandíbulas
                                                                                    te  están diciendo: alerta. 
                                                                                  Allí, en tu palco.
                                                                                  Lo sé yo y te lo digo,
                                                                                    porque  el eclipse anda rondando los campos más hermosos.
                                                                                    Y  nada quedará piedra sobre piedra,
                                                                                    porque  ya tu ciudad está llorando por sus grietas.
                                                                                  Si te matan de nuevo,
                                                                                    quién  sacará miel de tus colmenas,
                                                                                    ni  encauzará los trenes
                                                                                    de  tu leche de paz a las hormigas. 
                                                                                  Si te matan de nuevo,
                                                                                    quién  verá por tus hormigas negras.
                                                                                    Si  te matan de nuevo,
                                                                                    ya  nunca más será posible,
                                                                                    ni  tan siquiera en el laurel del sueño,
                                                                                    la  ronda de tus hormigueros
                                                                                    entre  el sol y la noche. 
                                                                                  Mi capitán, te busco
                                                                                    para  decirte que te buscand
                                                                                    con  la boca de la pistola
                                                                                    que  ya quisiera abrirte la nueva herida sin abejas,
                                                                                    ay,  porque en esse huevo de tu muerte sin sangre
                                                                                    perecerían  todas tus colmenas.
                                                                                  Y en donde
                                                                                    pudiéramos  entonces enterrarte
                                                                                    los  que nos vamos por tu voz de abeja
                                                                                    y  bebemos de tus ojos tristes.
                                                                                  En dónde,
                                                                                  Que no fueras um vivo sino un muerto.
                                                                                   
                                                                                
                                                                                 
                                                                                TEXTOS  EM PORTUGUÊS
                                                                                Tradução:  Antonio Miranda
                                                                                         
                                                                                         UM ALERTA PARA  ABRAHAN LINCOLN
                                                                                
                                                                                           Meu capitão, eu vi
                                                                                    como  saem da fenda de tua ferida
                                                                                    as  abelhas contentes,
                                                                                    pousando  nos olhos de Walt Whitman
                                                                                    e  a agitar a barba rumorosa. 
                                                                                           Meu  capitão, eu te busco
                                                                                    porque  ouvi que querem te matar outra vez. 
                                                                                    E  desta vez nós sabemos.
                                                                                           Ouve  os passos
                                                                                    de  quem detrás da porta conspira entre lagostas,
                                                                                    solta  a nuvem e goza já com a saturação do verde.
                                                                                           Alerta,  capitão, alerta.
                                                                                    Que  tremem as espigas e está o céu sombrio.
                                                                                    Élitros  e pinças e mandíbulas
                                                                                    estão  de dizendo: alerta.
                                                                                           Ali,  em teu palco.
                                                                                           Eu  sei e te digo,
                                                                                    porque  o eclipse anda rondando os campos mais belos.
                                                                                    E  não restará pedra sobre pedra,
                                                                                    porque  tua cidade já está chorando por suas fendas. 
                                                                                           Se  te matam outra vez,
                                                                                    que  extrairá o mel tuas colmeias,
                                                                                    nem  encaminhará os trens
                                                                                    de  teu leite de paz às tuas formigas.
                                                                                           Se  te matam outra vez,
                                                                                    quem  verá tuas formigas negras?
                                                                                    Se  te matam outra vez,
                                                                                    nunca  mais será possível,
                                                                                    nem  tampouco no laurel do sonho,
                                                                                    a  ronda de teus formigueiros
                                                                                    entre  o sol e a noite.
                                                                                           Meu  capitão, eu te busco
                                                                                    para  dizer-te que te buscam
                                                                                    com  a boca da pistola
                                                                                    que  quisera abrir-te a nova ferida sem abelhas, 
                                                                                    ai,  porque nesse buraco de tua morte sem sangue
                                                                                    pereceriam  todas as tuas colmeias. 
                                                                                           Mas  aonde 
                                                                                    poderíamos  então enterrar-te
                                                                                    os  que vamos por tua voz de abelha
                                                                                    e  bebemos de teus olhos tristes?
                                                                                           Aonde,
                                                                                    que  não serias um vivo senão um morto?
                                                                                           
                                                                                
                                                                                 Página publicada em junho de 2017