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Foto y biografia: https://albaciudad.org

 

HECTOR PADRÓN

 

Héctor Padrón, en sus escasos 40 años /en 2018/, tiene en su haber un considerable patrimonio de escritos que acumuló con la riqueza literaria de los ensayos y poemas. Como escritor, se hizo acreedor del premio Stefanía Mosca del año pasado y actualmente se prepara para realizar una investigación sobre los mitos y las leyendas relatadas por los nativos en su lengua y en una recopilacion de poesías.

 

TEXTO EN ESPAÑOL  -  TEXTO EM PORTUGUÊS

 

REVISTA NACIONAL DE CULTURA. Año LXXI / 2009 / Número 337. – Diretor Sael Ibañez.   Caracas: Fundación Casa Nacional de las Letras Andrés Bello, 2009.   ISSN 0035-0230    Ex. bibl. Antonio Miranda

 

 

CIUDAD DE LA TERNURA

 

La ciudad oculta en el aire

 

No todo es salvaje en esta ciudad de contradicciones,
en un mar de desolación

la poesía es mi tabla de salvación y al mismo tiempo

el reino de la libertad.

Es mi caleidoscopio para ver la belleza,

en donde otros no ven sino sombras.

 

Aquí en las noches deja de llorar el sol,

         duermen los luceros titilantes en los cerros,
y en las camas pugnan dos pesadillas:
la de los niños mal comidos
y la de aquellos que no ahorran desvelos
para pensar en el dinero obtenido.

 

La oscuridad de algunos dura varias infancias, yo en cambio
vivo en un barrio obrero, en casa antigua,
tan antigua como los sueños,

y de niño soñaba viendo las manchas de humedad en los techos,

Imaginando caballos y estrellas en el sudor de las paredes,

y de filtraciones hacía bucéfalos y leónidas para navegar el cielo.

 

Algunas noches veía los cielos,

y luces titilantes de aeronaves atravesaban la cúpula celeste hasta besar las luces de mi barrio

Volaba yo también, para meterme en las luces y viajar con ellas.

 

Con el cielo desplomando agua sobre los techos,

         me embarcaba en los regueros, para ir junto a Simbad
y sus mil y una

aventuras

 

al tiempo que achicaba el agua que anegaba la casa humilde.

 

Ha pasado tiempo,

pero aún hoy los buses marchan todas las mañanas

                                                         por las calles de la

contradicción

llevando adentro a los trabajadores de mi ciudad,

          los que nacieron en la maternidad pública

                   y descansaran en cementerio humilde,
construyen el mundo de los patrones y la

desigualdad.

 

En las calles de la ciudad de la ternura

veo niños descalzos como ayer corriendo                       

                   tras una pelota de trapo y caucho, o tal vez tras un

sueño

         proyectado en televisión en tarde de fútbol.

 

Veo las beatas que comen dioses
todos los domingos por la tarde

para defecar demonios sobre su prójimo el resto de la semana vistiendo la cruz de hipocresía.

 

La ciudad de la ternura
tiene la piel marcada por latigazos, lo sé,
me lo dicen los ojos de las estatuas
que purgan sus penas en las plazas,
su peor castigo ha sido nuestro olvido.
Ciudad de la ternura

en ti no todo es cruel, los caballos pétreos de las plazas
han reiniciado su marcha,

también cabalgan los libros recordando que debemos despertar
al sol

dormido en mala hora por todo el mundo.

Sus crines hondean cantos que lanzamos al orbe

 

en rescate del amor por la vida y desafiando al miedo

 

Ciudad de la ternura

en ti vemos futuro, mejor dicho, vemos la historia,
vemos las puertas abiertas,
como abiertas están las manos de nuestros niños
anhelantes de un cielo diáfano.

 

Ciudad de la ternura tu corazón palpita fuerte
tu esencia solidaria y humana

 

espantando las malas animas y sus cicatrices de odio y miedo herencia de opresión y despojo.

 

Ciudad de la ternura, no dejes de soñar, pues en ti soñamos

salta por encima de tus contradicciones
respira y exhala amor para llenar el aire de justicia

 

Ciudad de la ternura, te acaricia el sol justo americano
y en ti aún se puede

                                                         amar luchar y

descubrir

La certeza del futuro sustentado en el arado amoroso de las ideas

que vence al miedo y sus hijos

 

 

 

TEXTO EM PORTUGUÊS
Tradução: Antonio Miranda

 

 

CIDADE DA TERNURA

 

A cidade oculta no ar

 

Nem tudo é selvagem nesta cidade de contradições,
em um mar de desolação
a poesia é minha tábua de salvação e ao mesmo tempo

o reino da liberdade.

É meu caleidoscópio para ver a beleza,

onde outros não vêm mais que sombras.

 

Aqui nas noites deixa o sol de chorar,

         Dormem os luzeiros cintilantes dos morros,
e nas camas pugnam dois pesadelos:
o dos meninos mal alimentados
e a daqueles que não poupam zelo
para pensar no dinheiro obtido.

 

A escuridão de alguns dura várias infâncias, eu ao contrário
vivo em um bairro operário, em casa antiga,
tão antiga como os sonhos,

E ainda menino sonhava vendo as manchas da umidade nos tetos,

Imaginando cavalos e estrelas no sudr das paredes,

e de infiltrações em bucéfalos e leônidas para navegar pelo céu.

 

Algumas noites via o céu,

E luzes cintilantes de aeronaves atravessavam a cúpula celeste
até beijar as luzes de meu bairro

Eu também voava, para meter-me nas luzes e viajar com elas.

 

Com o céu derramando água sobre os tetos,

         embarcava nos regueiros, para ir junto a Sindbá
e suas mil e uma

aventuras

 

no tiempo que acariciava  água que alagava a casa humilde.

 

O tempo passo,

Mas ainda os ônibus  rodam todas as manhãs

                                                         pelas ruas na

contradição

levando dentro os trabalhadores de minha cidade,

          os que nasceram em uma maternidade pública

                   e descansaram em cemitério humilde,
constroem o mundo dos padrões e a

desigualdade.

Nas ruas da cidade da ternura

vejo meninos descalços como antes correndo                          

                   atrás de uma bola de trapo e borracha, ou talvez atrás de um sonho

         projetado na televisão em tarde de futebol.

 

Vejo as beatas que devoram deus
todos os domingos pela tarde

para defecar demônios sobre seu próximo
no resto da semana
vestindo a cruz da hipocrisia.

 

A cidade da ternura
tem a pele marcada por chicotadas, eu sei,
me revelam os olhos das estátuas
que expurgam suas penas pelas praças,
seu pior castigo foi o nosso esquecimento.
Cidade da ternura

em ti nem tudo é cruel, os cavalos pétreos das praças
reiniciam sua marcha,

também cavalgam os livros recordando que devemos despertar
o sol

dormido na hora ruim pelo mundo inteiro.

Suas crinas sondam cantos que lançamos à orbe

 

em resgate do amor pela vida e desafiando o medo

 

Cidade da ternura

em ti vemos o futuro, melhor dizendo, vemos a história,
vemos as portas abertas,
como abertas estão as mãos de nossas crianças
aspirantes de um céu diáfano.

 

Cidade da ternura teu coração palpita forte
tua essência solidária e humana

espantando os maus ânimos e suas cicatrizes de ódio e  medo herança de opressão e desapropiação.

 

Cidade da ternura, não deixes de sonhar, pois em ti sonhamos

salta por cima de tuas contradições
respira e exala amor para encher o ar de justiça

 

Cidade da ternura, te acaricia o sol justo americano
e em ti ainda se pode

                                                         amar lutar e

descobrir

a certeza do futuro sustentado no arado amoroso das ideias

que vencem o medo e seus filhos

 

        

 

 

 

 

Página publicada em junho de 2019


 

 

 

 
 
 
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