| 
                   JUAN PARRA DEL RIEGO 
                  (1894-1925) 
                    
                  Juan  Parra del Riego (Huancayo, 20 de diciembre de 1894 - Montevideo, 21 de  noviembre de 1925), fue un poeta peruano que se afincó en Uruguay. Su poesía,  inicialmente modernista, se orientó hacia los movimientos de vanguardia de  inicios del siglo XX, principalmente el futurismo, y se inspiró en  acontecimientos contemporáneos. (...) Hacia 1902 se estableció en Lima y cursó  sus estudios secundarios en el balneario de Barranco. Tenía dieciocho años de  edad cuando ganó un certamen poético promovido por el Consejo Municipal de  Barranco. Su composición premiada se titulaba Canto a Barranco, poema en trece  sonetos con influjo modernista (1913). (...) 
                  En  1916, hastiado de la rutina, salió de su país y recorrió Chile, Argentina y  Uruguay. Luego se embarcó hacia Europa. Se estableció en París contando con la  protección del poeta vanguardista Jules Supervielle, a quien había conocido en  Montevideo; tomó así contacto directo con el futurismo y otras vanguardias. En  París empezó a tener los primeros síntomas de la tuberculosis que habría de  acabar con su vida. Se trasladó a Madrid y Lisboa. 
                  Retornó  a Montevideo en 1921, ya imbuido de las nuevas corrientes poéticas. Se integró  plenamente en el ambiente literario de dicha ciudad, donde trabó amistad con  las poetas Delmira Agustini y Juana de Ibarbourou. Colaboró en El Bien Público  (1921-1923). Desenvolvió su poesía, cuya característica principal fue el uso  del polirritmo (ya practicado por Manuel González Prada), que consiste en el  empleo ágil y vigoroso del verso métrico. Su Canto al carnaval fue premiado en  el concurso rioplatense organizado por el concejo municipal de Montevideo  (1925). Cantó también las proezas deportivas del entonces ídolo del fútbol  uruguayo, Isabelino Gradín. 
                  Se  casó con la poeta uruguaya Blanca Luz Brum, joven de alta alcurnia, teniendo  solo a testigos mujeres: a la poeta Juana de Ibarbourou y a Blanca de  Mendilaharsu, esposa del poeta Julio Raúl Mendilaharsu. El trajín de una vida  activa no tardó en pasarle factura y su mal pulmonar rebrotó. Su frágil salud  no impidió, sin embargo, que publicara sus últimas creaciones poéticas en 1925.  El 16 de noviembre de 1925 Blanca Luz dio a luz a su hijo Eduardo y cinco días  después, murió el poeta. 
                  Texto  completo de la biografia em 
                  https://es.wikipedia.org/wiki/Juan_Parra_del_Riego  
                   
    
                  TEXTOS  EN ESPAÑOL    -    TEXTOS EM PORTUGUÊS 
                    
                  AL MOTOR MARAVILLOSO 
                  Al  motor maravilloso 
                  Yo  que canté un día 
                  la  belleza violenta y la alegría 
                  de  las locomotoras y de los aeroplanos, 
                  qué  serpentina loca: le lanzaré hoy al mundo 
                  para  cantar tu arcano, 
                  tus  vivos cilindros sonámbulos, tu fuego profundo 
                  joh,  tú, el motor oculto de mi alma y de mis manos! 
                    
                  ¡Qué  llama enloquecida se enreda en tus fogones 
                  y  hace girar la rueda líquida de la sangre 
                  y  atiranta las poleas de los músculos 
                  para  mecer los columpios súbitos de las sensaciones, 
                  cuando  corro, ibeso, anhelo, callo, sufro, espero, miro, 
                  salta  mi alma en una· loca carcajada, 
                  floto  en sedas de suspiro 
                  o  en el charco solitario de la sombra en que me estiro 
                  se  me copia ·el corazón como una estrella desolada. 
                    
                  Y  qué electricidades 
                  se  me van por los alambres calientes de los nervios 
                  hasta  el cerebro, caja de las velocidades 
                  azules  y negras y rojas de todos los sueños ... 
                  Zumba  la: turbina sutil de hondos dolores 
                  y  saltan imágenes, 
                    
                  y  hacia donde ya no alcanza el ojo triste  
                  con  sus sedientas ruedas de colores 
                  corre  el tren de las imágenes ... 
                  Y  qué émbolos oscuros se agitan sin cesar, 
                  y  qué carbón jadeante de soles escondidos 
                  te  hace andar 
                  a  todo vapor, a todo vapor, 
                  cuando  se me hincha el corazón de una salvaje alegría: 
                  o  se me quiere romper de dolor 
                  y  de melancolía. 
                    
                  Motor  !humano: tú eres 
                  la  única maravilla de este mundo doloroso, 
                  por  tu inmortal prodigio: el beso de las mujeres, 
                  el  pensamiento firme y armonioso, 
                  la  palabra que salta: rotunda:, patética y viva, 
                  por  la célula furtiva 
                  que  trabaja en sus telares nuestro ritmo misterioso; 
                  teje  un día la Esperanza, 
                  ctro  día el Sufrimiento, 
                  otro  día de Alegría. 
                  Yo  siento 
                  cuando  queda tensa y viva sobre mi alma la Energía .. 
                  jMotor  de la explosión de toda la vida mía! 
                  jHondo  motor que haces mi cólera y mi llanto 
                  mi  callada: pasión y mi fuerza y mi canto, 
                  más  ligero, 
                  más  ligero, 
                  con  la carga de esperanza que es mi única conquista: 
                  tú,  la máquina del único sendero sin sendero; 
                  yo,  tu alado y sangriento maquinista. 
                    
                                     De Himnos del cielo y de los ferrocarriles 
                    
                    
                          
                  NOCTURNO No. 1 
                    
                  Por  la callada llanura: 
                  sólo  yo contigo, inmensa: noche extraña, brutal, dura, 
                  sólo  yo con mi caballo y tu cielo de tormenta 
                  que  los relámpagos muerden y la: tierra: escucha, 
                  [atenta. 
                  Y  algo vivo hay en los cardos que yo siento sus miradas. 
                    
                  Se  acumulan nubes blancas, sordas, triste, trabajadas 
                  que  se enredan y se aprietan y se van desfiguradas 
                  así  como en mí se fueron tantas cosas desgarradas. 
                  Me  refresca un repentino chicotazo de aire roto ... 
                  mi  caballo brinca. . . ¡envuélveme más en tí, viento 
                  [remoto 
                  viento  puro ¡viento libre! 
                  ...  raja un trueno dolorido 
                  y  otro trueno, toro negro que va huyendo enloquecido 
                  la  enlazada fulminante de otro rayo. Y ya estoy ciego 
                  de  relámpagos que se abren con su atroz desasosiego. 
                  Y  hacia el lado de la muerte corre el viento poderoso 
                  y  mi corazón se aprieta con un miedo misterioso. 
                  Y  la lluvia cae... arrecia ... vuelca cubos ... es un mar ... 
                  y  más corre mi caballo. . . ¡con el alba he de llegar!  
                  Más  me arranco mi sombrero para tí, lluvia fragante, 
                  Para  darte mi cabeza dolorida y calcinante.  
                  Y,  ¡oh, si adentro me cayeras tu fresca platería 
                    allí donde tan amarga se ha quedado el alma mía, 
                    allí donde tan resseca se ha escondido mi alegría. 
  
                    
                    
                   
                  TEXTOS  EM PORTUGUÊS 
                    Tradução de Antonio Miranda 
                    
                  
                    AO  MOTOR MARAVILHOSO 
                   
                            Ao motor maravilhoso 
           Eu que cantei um dia 
           a  beleza violenta e a alegria 
           das  locomotivas e dos aviões, 
           que  serpentina louca: lançarei hoje ao mundo 
           para  cantar teu arcano, 
           teus  vivos cilindros sonâmbulos, teu fogo profundo 
           ó  tu, o motor oculto de minha alma e de minhas mãos! 
                    
                           Que chama enlouquecida se enreda em  teus fogões 
           e  faz girar a roda líquida de sangue 
           e  estica as polias dos músculos 
           para  balançar os balanços súbitos das sensações, 
           quando  corro, beijo, anseio, calo, sofro, espero, olho, 
           salta  minha alma numa louca gargalhada, 
           flutuo  em sedas de suspiro 
           ou  no charco solitário da sombra em que me estiro 
           me  copia o coração como uma estrela desolada. 
                   
                           E que eletricidade  
                           vão-se pelos arames quentes dos nervos 
           até  o cérebro, caixa das velocidades 
           azuis  e negras e vermelhas de todos os sonhos... 
           Bate  a turbina sutil das dores profundas 
           e  saltam imagens, 
                    
                           e  para onde vou já não alcança o olho triste 
           suas  sedentas rodas de cores 
           corre  o trem das imagens... 
           E  que êmbolos escuros se agitam sem cessar, 
           e  que carvão ofegante de sois escondidos 
           te  faz andar 
           a  todo vapor, a todo vapor, 
           quando  o coração me cresce de uma selvagem alegria: 
           ou  tenta romper-me de dor 
           e  de melancolia. 
                    
                  Motor  humano, tu és 
                    a única maravilha deste mundo doloroso, 
                    por teu prodígio imortal: o beijo das mulheres 
                    o pensamento firme e harmonioso, 
                    a palavra que salta rotunda, patética e viva, 
                    pela célula furtiva 
                    que trabalha em seus teares nosso ritmo misterioso; 
                  tece  um dia a Esperança, 
                    em outro dia o Sofrimento, 
                    outro dia a Alegria. 
                    Sinto 
                    quando fica tensa e viva sobre minha alma a Energia. 
                    Motor da explosão de toda a minha vida! 
                  Motor  profundo que faz minha cólera e pranto 
                    minha paixão calada e minha força e meu canto, 
                    mais ligeiro, 
                    mais ligeiro, 
                    com a carga de esperança que é a única conquista: 
                    tu, a máquina da única vereda sem vereda; 
                  eu,  teu alado e sangrento maquinista! 
                    
                    
                    
                  NOCTURNO No. 1 
                    
                           Pela calada planície:  
                  Apenas  eu contigo, imensa: noite estranha, brutal, dura, 
                    apenas eu com meu cavalo e teu céu de tormenta 
                    que os relâmpagos mordem e a terra escuta, atenta. 
                    E algo vivo há nas alcachofras que eu sinto suas miradas. 
                    
                  Acumulam-se  as nuvens brancas, surdas, triste, trabalhadas 
                    que se enredam e se apertam e se vão desfiguradas 
                    assim como em mim se foram tantas coisas desgarradas. 
                  Me  refresca um repentino chicotaço de ar exausto... 
                  Meu  cavalo brinca... envolva-me mais em ti, vento remoto 
                    vento puro, vento livre! 
                  ...  racha um trovão dolorido 
                    e outro trovão, touro negro que vai fugindo enlouquecido 
                    a rajada fulminante de outro raio. E já estou cego 
                    de relâmpagos que se abrem com seu atroz desassossego. 
                    
                  E  na direção da morte corre o vento poderoso 
                    e meu coração aperta com um medo misterioso. 
                           E  a chuva cai... forte... vira cubos... é um mar ... 
           e mais ainda corre meu cavalo...  com a alvorada hei de chegar! 
           Ainda  mais retiro meu chapéu para ti, chuva fragrante,  
           Para  dar-te meinha cabeça dolorida e calcinante. 
           E,  ó, se dentro me caísse tua fresca ourivesaria 
           ali  onde tão amarga tornou-se a alma minha, 
           ali  onde tão ressecada escondeu-se minha alegria.                   
                    
  
                     
                    
                  Página publicada em novembro de 2017 
                    
                
  |