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Sobre Antonio Miranda
 
 


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Foto y biografia:  http://cultura.uanl.mx/

  

OFELIA PÉREZ SEPÚLVEDA

 

Ofelia Pérez-Sepúlveda. Escritora, investigadora y productora multidisciplinaria. Se ha desempeñado en la administración cultural, la docencia y el periodismo en prensa y radio. Como escritora ha publicado varios libros de poesía como: La Inmóvil  Percepción de la Memoria (2000), De las Tantas Voces (2006) y El cielo de repente (2017). En investigación cultural y, en coautoría, Como investigadora ha desarrollado proyectos de registro y patrimonio cultural en el Noreste de México y Sur de Texas y sobre Mujeres en la Cultura y Sociedad Mexicanas, siglos XVI al XXI. Como productora multidisciplinaria ha participado en diversas ediciones de Festival Internacional de Santa Lucía y el San Pedro Arte Fest. Directora fundadora de Pérez-Sepúlveda, centro cultural.

 

TEXTOS EN ESPAÑOL  -  TEXTOS EM PORTUGUÊS

 

CALDERÓN,  Ali, dirección.  La luz que va dando nombre.  Veinte años de poesía en México 1965-1985. Selección de José Antonio Escobar, Jorge Mendonza y Alvaro Solís.  Prólogo de Jorge Mendonza y Ali Calderón.  Puebnla, México: Gobierno del Estado de Puebla, Secretaría de Cultura, 2007.  208 p.  13 x 21 cm   ISBN 978-968-5122-90-0   Ex. bibl. Antonio Miranda

 

Funeraria

 

 

Uno

 

He venerado dioses bajo la sombra que los árboles dejaron
[en mis hombros.

He venerado símbolos creados por la mano que gobierna
[los aplausos y

      caídas de los hombres.
He venerado dioses desde el filo de mis ojos y mis dientes
[y he mirado y he
comido de la carne de la tarde ya ofrecida.
He venerado dioses desde el canto y hacia el canto me han

                                                          [llamado las

sirenas que comandan los que nombran y designan este
[mundo tan

   pequeño, tan apenas construido, esta sílaba la evoco y

                                                              [acaricio con mi

   lengua, con mis años y te pido una mirada, una caricia

                                                                   [y tu cuerpo

   congregado me detiene, me ilumina ese estar tan de re-

                                                                  [pente sin el

   ánimo de siglos, de accidentes y tu cuerpo congregado
[me detiene.

He venerado dioses que mi mano construyó, he construi-

                                                           [do dioses en mis

   lágrimas cayendo.
He levantado dioses de ese estar tan de repente en la tram-
[pa del insecto que
en tu vientre se detuvo, del hallazgo que corona tu si-
lencio, tu recta y

   solitaria compañía. Bajo Dios, toda criatura es alabanza.

 

He venerado dioses y oraciones, he creado el aceite y el incien-

                                                              [so con que nombro
los rituales transitorios de los hombres que veneran a su

                                                              [imagen semejanza.
He atrapado en mi cuerpo los dolores y los dioses, frag-

                                                               [mentos de una luz
imperfectible que me ciega esta humildad de su reino y

                                                                         [su alabanza

   me han llamado.
Pero me gana el vientre, la inmóvil percepción de la me-

                                                                                 [moria.

Bajo Dios toda criatura es una efigie, un ciempiés que atra-

                                                               [pado nos contiene.

 

He venerado dioses con la fe de su cuerpo que ahora quieto

                                                                     [se congrega y

   que ahora quieto se congrega y abastece.
Bajo Dios toda criatura es demonio entre la esencia.

 

 

 

 

Paul Celan y el alto pensamiento como un árbol

 

Ningún testigo, Celan

ha de arrebatar esta hendidura, este clamor

verano e irreversible que es la espera.

 

En vano afilamos nuestros cuerpos
porque ninguno empuja el marco de la puerta,
ninguno desatornilla las ventanas.

 

Venir desde la noche con el frío consenso de nombres
que pasan como hojas de afeitar en las esquinas de tu brazo,
justo en el ángulo de los días y la dicha.

 

Qué agónica presencia la del arpa que tensa te combate.

 

En vano afilamos nuestros cuerpos
porque ninguno empuja el marco de la puerta,
ninguno desatornilla las ventanas.

 

Venir desde la noche con el frío consenso de nombres
que pasan como hojas de afeitar en las esquinas de tu brazo,
justo en el ángulo de los días y la dicha.

 

Qué agónica presencia la del arpa que tensa te combate.

 

 

 

TEXTOS EM PORTUGUÊS
Tradução: Antonio Miranda

 

       Funerária

       Um

 
 

        Venerei deuses na sombra que as árvores deixaram
em meus ombros.
Eu venerei símbolos criados pela mão que governa
os aplausos e
quedas dos homens.
Eu venerei deuses desde o fundo de meus olhos  e meus
dentes e mirei e
comi da carne da tarde que era oferecida.
Eu venerei deuses desde o canto e até o canto me chamavam
sereias que comandam os que nomeiam este mundo tão
pequeno, tão apenas construído, esta sílaba evoco e
acaricio com minha
língua, com meus anos e teu peço um olhar, uma carícia
e teu corpo
congregado me detém, me ilumina este estar tão de
repente sem o
ânimo de séculos, de acidentes e teu corpo congregado
me detém.
Eu venerei deuses que minha mão construiu, construí
em minhas
lágrimas caindo.
Eu alcei deuses desse altar tão de repente na armadilha
do inseto que

           em teu ventre se deteve, o achado que coroa seu
silêncio, tua reta e
solitária companhia.
Sob Deus, toda criatura é louvor.

 

         Eu venerei deuses e orações, criei o azeite e o incenso
que nomeio
os rituais transitórios dos homens que veneram sua
imagem semelhante.
Peguei em um corpo as dores e os deuses, fragmentos
de uma luz
indiscernível que me cega esta humildade de seu
reino e seu louvor
me convocaram.
Mas o ventre me ganha, a imóvel percepção da memória.
Sob Deus toda criatura é uma efígie, uma centopeia  que
agarrada nos contém.

      
Eu venerei deuses com a fé de seu corpo que agora quieto
se congrega e
que agora quieto se congrega e abastece.
Sob Deus toda criatura é demônio na essência.

 

 

         Paul Celan e o elevado pensamento como umaárvore

 

Nenhum testemunho, Celan
há de arrebatar esta fenda, este clamor
verão e irreversível que é a espera.
 
Em vão afiamos nossos corpos
porque ninguém empurra o marco da porta,
ninguém desparafusa as janelas.
 

        Vir desde a noite com o frio consenso de nomes
que passam como lâminas de barbear nas
esquinas de teu braço
exatamente no ângulo dos dias e da sentença.
Que agônica presença a da arpa que tensa te combate.

 

 

Página publicada em novembro de 2019


 
 

 

 

 
 
 
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