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Sobre Antonio Miranda
 
 


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

EFRAIN HUERTA

 

Efraín Huerta nació en Silao, Guanajuato el 18 de junio de 1914.

Huerta realizó la enseñanza básica en León Guanajuato y en la ciudad de Querétaro. En la capital de la República ingresó a la Preparatoria y posteriormente inició la carrera de Derecho.

El nombre real de Efraín Huerta es Efrén Huerta Romo. Sus propios compañeros, al conocer sus versos, los cuales estaba por publicar, le aconsejaron cambiase su nombre por uno con mayor sonoridad.

Su verdadera vocación lo condujo hacia el periodismo, actividad que llevó a cabo desde 1936. Colaboró en los periódicos y revistas más importantes de la ciudad de México.

Entre 1938 y 1941, Efraín Huerta fue integrante del grupo generacional que impulsaba la revista literaria Taller. Además de Efraín Huerta, en ese grupo participaron importantes escritores, entre otros Octavio Paz y Rafael Solana.

Los temas que aborda en su obra se relacionan con el amor, la soledad, la vida, la muerte y la política. Dentro de esa temática, Huerta desarrolla la poesía romántica pero también la de contenido social.

Absoluto amor, Línea de alba y Los hombres del alba, forman parte de la obra poética de Efraín Huerta. En cuanto a los temas relacionados con la problemática social, Huerta escribe: Poemas de Guerra y Esperanza, Poemas de desprecio, La rosa primitiva, La raíz amarga y El Tajín.

La poesía de Huerta se caracteriza por estar en contra de lo establecido.

En 1975, Efraín Huerta recibió el Premio de Poesía “Xavier Villaurrutia y en 1976, el Premio Nacional de Poesía.

Efraín Huerta falleció en la ciudad de México el 20 de febrero de 1982.

Biografía extraída de http://silao.com.mx/efrain-huerta

 

TEXTO EN ESPAÑOL   -   TEXTO EM PORTUGUÊS

 

CANTOS DE ABANDONO

 

I

 

Estoy muriendo solo de veloces venenos

mezclados con un llanto perfecto de agonía.

Estoy con las heridas claras del abandono

y el repetido canto burlón de la ceniza.

Estoy bañado en tristes, crueles desesperanzas,

cual brillo desmayado de virtud en derrota.

Estoy con una mano señalando la aurora

y el corazón cansado de su tímida sangre.

Estoy como gritando por el frío y la pena,

siendo nomás un leve pétalo de violeta.

 

Estoy nadando en brumas, crucificado en la

deshecha adolescencia que viví sin saberlo.

Estoy en lo que dicen las ventanas abiertas:

palabras, desconsuelo, doméstica lujuria.

 

Estoy cargado de odio y bien encarcelado

por aniquilamientos, abandonos y noches.

Estoy, secos los labios, interrogando a nadie

por mi destino idéntico a bandera raída.

Estoy sólidamente pegado a la tristeza

y en trance melancólico de no poder llorar

por tu ausencia de estrella, maravillosa mía,

por tu voz infinita como sudor que brota

cuando somos campanas en desorden y besos,

por tu fina traición a las lluviosas tardes

en que comíamos uvas y redondos granizos.

 

Estoy muriendo solo de veloces venenos

mezclados con un llanto perfecto de agonía.

Estoy chorreando lenta, penosísima angustia,

como ahogado que mide el espesor del mar.

 

Estoy en el confuso día sin equilibrio

y caen las mariposas como perfume seco.

Estoy con ese húmedo destello de la muerte

con fuerza que es latido de párpados calientes.
 

Estoy sin juventud, dolido, inexplicable

como fiebre en el mármol o rosa desteñida,

con las manos abiertas a la dicha del mundo

y una quietud mortal en el alma quemada.

 

 

 TEXTO EM PORTUGUÊS
Tradução: Antonio Miranda

 

CANTOS DE ABANDONO

 

I

 

Estou morrendo só de velozes venenos

mesclados com um canto perfeito de agonia.

Estou com as feridas claras do abandono

e o repetido canto zombador da cinza.

Estou afogado em tristes, cruéis desesperanças,

como um brilho desmaiado de virtude em derrota.

Tenho a mão apontando a aurora

e o coração cansado de seu tímido sangue.

Estou como gritando pelo frio e a pena,

sendo apenas uma leve pétala de violeta.

 

Estou nadando em brumas, crucificado na

desfeita adolescência que vivi sem saber.

Estou no que dizem as janelas abertas:

palavras, desconsolo, doméstica luxúria.

 

Estou cheio de ódio e bem encarcerado

por aniquilamentos, abandonos e noites.

Estou, secos os lábios, interrogando ninguém

por meu destino idêntico à bandeira rasgada.

Estou solidamente ligado à tristeza

e em transe melancólico por não poder chorar

por tua ausência de estrela, maravilhosa minha,

por tua voz infinita como suor que brota

quando somos campainhas em desordem e beijos,

por tua fina traição às tardes de chuva

em que comíamos uvas e redondos granizos.      

 

Estou morrendo só de velozes venenos

mesclados com um pranto perfeito de agonia.

Estou gotejando lenta, penosíssima angústia,

como afogado que mede a espessura do mar.

 

Estou em um  confuso dia sem equilíbrio

e caem as borboletas como perfume seco.

Estou com esse úmido lampejo da morte

com força que é um pulsar de pálpebras ardentes.

 

Estou sem juventude, dolorido, inexplicável

como febre no mármore ou rosa descolorida,

com as mãos abertas à ventura do mundo

e uma quietude mortal na alma queimada.

 

 

Página publicada em abril de 2019

 


 

 

 
 
 
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