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Sobre Antonio Miranda
 
 


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

POESÍA ESPAÑOLA
Coordinación de AURORA CUEVAS CERVERÓ
Universidad Complutense de Madrid
 

 

NICOLÁS DEL HIERRO

 

Nicolás del Hierro Palomo (Piedrabuena, Ciudad Real, 2 de febrero de 1934-Madrid, 14 de enero de 2017)1 fue un escritor español. A los veinte años emigró a Madrid. Empezó a escribir poesía en 1956. Fundó los pliegos poéticos Tolva y Al vent. Colaboró en prensa (La Hora de Castilla-La Mancha, Luces y Sombras, Lanza de Ciudad Real y El Día de Toledo) y ejerció la crítica literaria en la revista Valor de la Palabra.
Cofundó la Asociación de Escritores de Castilla-La Mancha, de la que fue vicepresidente. Desempeñó este mismo cargo en la Asociación Castellano-Manchega de Escritores de Turismo y en la Casa de Castilla-La Mancha en Madrid.Obtuvo un centenar de premios de poesía, en su mayoría de ámbito autonómico, así como los premios de narrativa Ciudad Real (1984, ácc.), Carta Puebla (1986) y dos Huchas de Plata de relatos. Su villa natal, Piedrabuena, creó el 17 de abril de 1997 un premio que lleva su nombre para galardonar un libro de versos. Además del mismo Hierro, han sido miembros del jurado Joaquín Benito de Lucas, Miguel Galanes, Pedro Antonio González Moreno, Matías Barchino, Beatriz Villacañas, José Luis Morales, Carmina Casala, Vicente Martín, Óscar Martín Centeno y Francisco Caro.Dejó una extensa obra literaria (poesía, narrativa, ensayos).Biografía extraída de Wikipedia.

 

TEXTO EN ESPAÑOL   -   TEXTOS EM PORTUGUÊS

 

 

NORTE – REVISTA HISPANO-AMERICANA. Quinta Época. 
No. 509/510.  Enero - Abril 2016. Ciudad de México. Publicación
del Frente de Afirmación Hispanista,  A. C.  Director: Fredo Arias
de la Canal.    Ex. bibl. Antonio Miranda

 

 

 

RESURRECCIÓN

 

Hoy,
y ya cuando los años han cubierto
de sombras la distancia,
he vuelto, madre, a revivirte
y a renacer en tí.
Eras la flor, eres
la vida nueva,
la libertad del genio
poblando los rincones
de nuestra casa antigua.
No te has dormido,
con el pesado sueño,
a tus cuarenta lunas;
no me has dejado,
con mis diez mariposas,
solo, para que el viento
se ensañe con el polen
de mis diez-años-niños.
Vives,
estás,
eres,
la vela de mis pasos,
mis animas
el andar por el mundo.

Has descubierto
que dispongo mis luces,
y las cartas aquellas
—juego infantil: dos años—
que, sin letras,
rayajos sólo
(escribía a papá,
matándose en el barro
de una guerra cruel)
,
se han hecho poesía.
Y me orientas,
crezco
en mi sentir humano,
con el sano alimento
que me oferece tu vida:
ejemplarizas
la calle en tu palabra
y me inyectas
valor en una lucha
que se hace amorosa.
Has conseguido
que supere la etapa
de las primeras letras
y has prendido en mi carne
la sabia de un esfuerzo
que palpita y se crece.
Soy yo por tí
y voy a los demás.
Mi camino,
tu camino,
el camino
tiene una luz plural:
se llama casa,
se crece en calle
se amplía e pueblo...
Mientras Juliana aumenta
su estela de amoríos.
Padre volvió del miedo
y tiene la esperanza
bañada en optimismo:
habláis de amor,
y habláis de forma
que las palabras tejen
un encaje de rosas
con que obsequiar al viento.
Los años del ayer,
los que siguieron
a tu triste partida,
juego a hacerlos presentes,
los revivo, reinvento
mis tiempos juveniles
con tu pálpito antiguo
y recién estrenado.
La calle,
el vecindario,
se agiganta em su vida.
Desideria te oferece sus produtos
hortícolas, y un sol
acaricia la entrega
em forma de manzana.
Sabe a río pequeño,
a agua limpia que moja
la raíz más profunda.
Tía Silvestra
llama de vez en cuando al ventanuco
del muro medianeiro
y nos da su alegría,
de un novio que no existe
y hace hablar a los hombres...
Y viene Catalina
y te trae la tarjeta
para que hagas de alondra
en forma de escritura, porque,
al padre de sus hijos
se le pudren las fuerzas
en una celda oscura,
tras jugar a ser libre.
Y llora,
llora cuando te pide
que escribas y le digas
que se sienten felices,
que la vida les abre
las puertas cada aurora,
que llegará algún día
un viento que le vuelva
al hogar...

Casi nunca termina:
las lágrimas le empañan el pañuelo
y su voz se oscurece.

Es cuando juega a hacerse
estrecha la esperanza,
cuando golpea el cierzo
y una nieve le cubre
los poros más internos.

Tú, madre, te estemeces,
te humanizas,
confirmas tu palabra
en favor de los sueños
y te me haces gigante,
te me creces en albas.

Ya no tomas mi mano
porque ha pasado el tiempo
de mis dudas de niño:
yo soy un hombre, y me sabes
doblegando amapolas;
pero sigues marcando
mis caminos de luces.

Y me apoyo en tus hombros,
sigo siendo
el hombre-débil-niño.
Necesito
tenerte y cobijarme,
ampararme en tu yo:
te rescato
de los brazos de Dios
para mi vida,
para mi mundo,
para un tiempo de lucha
en donde el hombre
necesita el amor.
Vuelves a ser mi fuerza:
vuelvo a beberme
la savia de tu savia
en un reinventarte
a la vida de nuevo:

Soy de nuevo aquel niño-grande
que necesita
tu beso...

Y te reclama!

 

 

 

 

TEXTOS EM PORTUGUÊS
Traducción de ANTONIO MIRAND

 

 

 

RESURREiÇÃO

Hoje,
quando os anos já cobriram os anos
quando los anos á cubriram
de sombras a distância,
regressei, mãe, para reviver-te
e renascer em ti.
Eras a flor, és
a nova vida,
a liberdade do gênio
povoando pelos recantos
de nossa casa antiga.
Não dormiste,
com o pesado sonho,
a tuas quarenta luas;
não me deixaste
com minhas dez borboletas,
sozinho, para que o vento
provoque com o pólen
de meus dez-anos-infantis.
Vives,
estás,
és,
a círio de meus passos,
meu ânimo
de andar pelo mundo.

 

Descobriste
que coloco minhas luzes,
e aquelas cartas
—jogo infantil: dois anos—
que, sem letras,
apenas arranhões
(escrevia para papai,
matando-se no barro
de uma guerra cruel)
,
que se transformaram em poesia.
E me orientas,
cresço
no meu sentir humano,
com o alimento são
que me oferece a tua vida:
exemplificas
a rua em uma palavra
y me injetas
valor numa luta
que se torna amorosa.
Conseguiste
que eu supere a etapa
das primeiras letras
e incorporaste em minha carne
o saber de um esforço
que palpita e cresce.
Sou eu por ti
e vou aos demais.
Meu caminho,
teu caminho,
o caminho
tem uma luz plural:
se chama casa,
cresce na rua
se amplia em povoado...
Enquanto Juliana aumenta
sua estela de casos de amor.
Papai voltou do medo
e tem a esperança
calcada em otimismo:
falas de amor,
e falas de maneira
que as palavras tecem
renda de rosas
para presentear ao vento.
Os anos passados,
os que seguiram
tua triste partida,
tento torná-los presentes,
para revivê-los revivo, reinvento
o tempo de minha juventude
com tua palpitação antiga
e agora recriada.
A rua,
a vizinhança,
se agiganta em sua vida.
Desideria te oferece seus produtos
vegetais, e um sol
acaricia a entrega
na forma de uma maçã.
Assim como um rio pequeno,
a água limpa que molha
a raiz mais profunda.
E vem a Catalina
que traz um cartão
para que faças uma cotovia
em forma de escritura, porque,
ao pai de seus filhos
se mermam as forças
em um cárcere escuro,
depois de tentar ser livre.
E chora,
chora quando te pede
para escrever e lhe digas
que se sentem felizes,
que a vida lhes abre
as portas a cada aurora,
que chegará em algum dia
um vento que o devolva
ao seu lar...

       Quase nunca termina:
as lágrimas mancham o seu lenço
e sua voz escurece.

É quando arrisca
espremer a esperança,
quando golpeia a ventania
e uma neve cobre
seus poros mais internos.

Tu, minha mãe, te estremeces,
te humanizas,
confirmas tua palavra
a favor dos sonhos
e te vejo gigante,
e cresces na alvorada.

Já não tomas minha mão
porque já se foi o tempo
de minhas dúvidas de criança:
eu sou um homem, e me imaginas
domando amapolas;
mas segues marcando
meus caminhos de luzes.

E me apoio em teus ombros,
sigo sendo
o homem-débil-menino.
Necessito
possuir-te e abrigar-me,
amparar-me em teu eu:
eu te resgato
dos brazos de Deus
para a minha vida,
para o meu mundo,
para um tempo de luta
onde o homem
necessita amor.
Voltas a ser a minha força:
volto a sugar
a seiva de tua seiva
em um reinventar-te
para a vida outra vez:

Sou outra vez aquele menino-grande
que precisa
do teu beijo...

Y te pede!

 

 

 

 

Página publicada em novembro de 2020

 

 




 


 

 

 
 
 
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