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Sobre Antonio Miranda
 
 


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

OMAR ARDILA

 

 

Omar Ardila Murcia (Valle de Laboyos, Colombia, 1975).

Poeta, ensayista y analista cinematográfico.

Ha publicado: Alas del viaje en un instante (2005), Palabras de cine (2006), Corazón de Otoño (2010), Espejos de niebla (2012), Antología de poesía anarquista – Tomos I y II (2013), Cartografías cinematográficas (2013), Esquizoanálisis y pensamiento libertario (2015),  Devenires menores (2015), Luces sobre las piedras (2016), Las cinco letras de Deseo – Antología latinoamericana de poesía homoafectiva del siglo XX (2016).

Es creador de los blogs Cine Sentido y Pensar, crear, resistir.

 

 

TEXTOS EN ESPAÑOL  -  TEXTOS EM PORTUGUÊS

 

 

POEMAS

 

I

 

El tiempo,

una esperanza de otra forma de caída

un simple recuerdo de todas las ausencias.

 

La vida,

una ilusión de la existencia del tiempo

un recuento de las sucesivas muertes.

 

La muerte,

un espejismo de la imagen fugada

una vida que espera más allá del instante.

 

 

II

 

El silencio se calla

para escuchar la música

de la carne

que está siendo consumida

en los sepulcros.

 

...En los sepulcros,

que son todos los cuerpos.

 

 

 

Lugares  proscritos

 

Cuando el sol haya perdido su sombra en los brazos de Dios,

el hombre hambriento que nunca pudo saborear la luz,

buscará en el laberinto de los muertos

las marcas del hastío que traspasaron esas pieles delirantes por la ausencia.

 

Una lluvia de fuego maldecirá los silencios

y consumirá el planeta en que todos anduvimos extraviados.

 

Abominable lunar de la nada, este efímero camino de las espadas rotas.

 

Gritos olvidados en el corazón de la galaxia, recordarán que fueron cántico de libertad.

Su memoria será eterno presente,

movimiento que le cuenta al nuevo aire radioactivo

sobre nuestra ambición de volar… Sin haber fortalecido las raíces.

 

 

 

Excomunión

 

Esas voces impetuosas que hacían resquebrajar los principados

han sido apaciguadas por la ferviente soledad.

Ya los susurros calmos del viento resbaladizo

no acompañan las habitaciones aromatizadas

para los rituales amorosos.

Frente al espejo de los cuerpos inmóviles,

los gritos crecen como fuego.

Éstos días son más largos que la muerte

… ya no hay infierno que pueda acrecentar el sufrimiento

 

¿Dónde la noche esconde sus bálsamos?

Nada viene a mi encuentro,

ni el recuerdo de Dios alcanza a proyectar una sombra.

¡Basta ya, con la fe en semillas de mostaza!

El mundo era otro: ese esquivo cántico

que me ocultaron con sotanas sangrientas

 

Muero yo

¿Qué importa si Dios también ha muerto?

 

 

La ciudad de la angustia

 

          Para Alonso Londoño

 

En esta esquiva ciudad que me consume, todo ha quedado reducido a una enorme ventana, por donde se fuga la única ilusión que me sostiene: levantarme de ésta arraigada silla y caminar de espaldas para olvidar el extravío del tiempo que me trajo al recinto del cuerpo abofeteado por la crueldad.

En esta ciudad de nadie, aprendí que la vida era un interminable sueño, donde persistían inmóviles mis huesos frente a todas las puertas despejadas.


 

Retorno al origen

 

Vibraré hasta consumir el soplo del caos que me trajo a la  existencia.

Olvidaré el descenso de los días y dejaré que la pesada roca compañera de mis pasos, se deslice solitaria,

olvidaré el camino,

olvidaré la palabra,

olvidaré la mirada,

olvidaré este pensamiento

y me haré movimiento

para mover la Nada (¡Mi única profundidad!)

 

 

 

Anarquía

 

“Soy como el sándalo: perfumo el hacha que me hiere”

                                                       Biófilo Panclasta

Cesará la noche escandalosa, incierta y cegadora

Acabará el descenso de la bruma

Descansará la inútil lucha cotidiana

y regresará dichosa la fuerza de la nada.

 

Será el tiempo del vuelo

en la ausencia que es el caos eterno.

 

Unidad mágica del ser:

pasión, dolor y libertad.

 

¡Tenía que hundirse el suelo a nuestros pies

para que abriéramos las alas!

 

 

 

ARDILA GONZÁLEZ,   Hernando.  Homenaje arte como precursor de soberania y fraternidad: antologia del XII Encuentro Universal de Escritores Vuelven los Comuneros 2018. Editor Gustavo Ibañez Carreño. Bogotá: Uniediciones, 2018. 264 p. 16 x 23 cm.  (Colección comuneros del mundo,  ISBN 978-5527-02 -07.   Ex. bibl. Antonio Miranda

 

 

EL ARCO Y LA FLECHA

 

La flecha

 

Puedo reconocer tu sombra aún en los sueños más profundos

Te traigo las noticias del viento y del cerezo

A menudo atravieso la carne virginal de los amantes

Amo en silencio esos cuerpos que caen vencidos sobre
mis brazos

Me fortalezco recorriendo los abismos

Me debo a la música de las alas que no sabe de prisiones
ni de olvidos.

 

El arco

 

Juntamos las mantas ensangrentadas y elevamos la
bandera del cautivo sobre los mares olvidados.

La noche nos sorprende navegando, absortos, en el destino;
mientras la muerte acecha en la memoria convulsionada.

Quiero cubrirte con mis alas para que el sol no pueda
arrebatarte

Anhelo tu libertad pero me detiene la codicia paternal.

Oh niña abandonada por los dioses en el vientre de un
paraíso con espadas,

 
recuerda siempre,
                que mas allá de la luz, está fijada nuestra meta.

 

 

 

RESTAURACIÓN DE LA HERIDA

 

1

 

Una voz de fuego esclarece la música de las carnes
voluptuosas.

Millares de bestias eróticas seducen con sutiles
movimientos la mirada del hombre-máquina.

La miel vertida con desdén, inunda la acera de los mendigos
que no pueden incorporarse para dialogar con las moscas.
La palabra de un dios muerto retumba
en las murallas de rencor que los mercenarios extraen
de las tinieblas.

 

      He vivido más noche
que la noche recorriendo estas esquivas calles con olor de cadáver
en cada esquina.

 

 

2

 

Vuelvo el rostro a las horas sin historia
y me apropio del evangelio de los nobles.

 

Sigiloso, profundizo en la morada de la muerte
y le robo moléculas de aire al cuerpo autómata
     que sólo respira ante la presencia del látigo.

 

Ineluctable silencio

en los cientos de años con el cántico cegado.

 

3

 

Tudo se va en el río de las ilusiones:

anoche era una mirada desorientada de Dios

y ahora soy una brizna de silencio.

Atrravieso laberintos oscuros y retorno incólume

a danzar con las piedras y a cultivar semillas de luz

en los caminos obtusos que esperan mis pasos.

 

Un instante sin voces es todo lo que tengo.

Un instante alado, para consumir el hastío y abrazar

las fisuras del universo por donde se cuela la muerte.

 

4

 

Cuerpos agrietados de infantes desplazados
dominan las aceras encendidas por pústulas de sangre.

 

El transeúnte anónimo que pasa,

coge los balbuceos de esas miradas palpitantes

y los devuelve a los muros blindados por el olvido.

 

El país se estremece con los gritos abortados por el hombre.

 

Esfumada la música ancestral, ahora nos toca bailar
con el eco de los crujientes huesos.

 

       La herida vuelve a llamarnos desde el fondo de la noche.

 

 

 

CATÁSTROFES CONGÉNITAS

 

Retorné la mirada hacia el origen, y descubrí extrañas
existencias: todo era un reflejo superficial de catástrofes
congénitas, un espejismo de estructuras inexistentes.

 

El tiempo y el espacio florecían en fisuras de la nada:
humo, polvo, palabras en la boca de los muertos (los
únicos presentes).

 

Monstruos que se devoraban a sí mismos, encerrados en
a soledad de los días sin crepúsculo, precedían el cuerpo.

 

Rostros extraviados abrían un orificio en la memoria
del azar para que triunfara la enceguecida razón.

 

Metáforas perversas, engañosas y autocomplacientes,
hacían de la carne una sombra del vacío.

 

 

 

ARDILA, Omar.  Luces sobre las piedras. Bogotá: La Valija de Fuego Editorial, 2015.    69 p   ilus. col.  (Colección  Errhor(Sic) 12 x 17,5 cm.  Portada: Ambroise Paré. Ilustraciones de Jean Mard Bourgery.    Ex. bibl. Antonio Miranda

 

“Omar se situa así con este poemario junto a los lúcidos, junto a los proscritos, junto a los que no cedieron, los que no se cren en mentiras oficiales, los que se saben hechos de pasión, dolor y libertad, los que se dejaron crever las alas de la palavra y vuelan con ellas por encima de cadenas y fusiles.”  ANTONIO ORIHUELA

 

 

         [FALSAS VICTORIAS]

 

Esas manos que trazan signos de victoria en el aire,
han esculpido las incertidumbres del cuerpo,

los sentimientos atribulados
por las tinieblas de los días brumosos y sin
                                                     música.

 

         Esas manos  que  aprendieron  a tejer con

             cuchillos,

                 ahora  quieren  asesinar las voces

                      insumisas

         y partirle el corazón a la noche.

 

         Esas manos cómplices de la impunidad,
         presentan sus dedos ensangrentados ante los altos
         tribunales,

          donde   los  honran  con jugosas
        recompensas.
 

 

[CULPAS COLECTIVAS]

Anegados hasta el tuétano por el pertinaz fango

          apenas reconocemos los ojos de los
          muertos:

                   el único albor que nos conduce
                   por estas frías calles de la indiferencia.
 

 

 

ARDILA, OmarA la sombra del abismo.  Prólogo de Camilo Barajas.  Bogotá: Ediciones Pie de Monte, 2017.  68 p..  10 x 13 cm.  Fotografia : María A. Parra.  Encadernado manualmente. Ej. 24/110. Ex. bibl. Antonio Miranda


 

         La vida: una presencia que indaga la
         ausencia.
         La muerte: uma ausencia que impone su
         presencia.

 

                                     *

                        Aunque no lo deseamos, el deseo nos
                     desea.

 

                                           *

 

                         Los ojos a veces le dan passo a lo invisible.

 

                                           *

 

 

                        El rostro, nuestra mayor máscara.

 

                                           *

 

                        Hay que reclamarle a la existencia
                      el asedio del No-ser.

 

                                          *

 

               La certeza del poeta reside en las
             antípodas
             ... y en la transgresión de todas ellas.

 

 

 

Veja também poemas no Youtube:

https://www.youtube.com/watch?v=a6UpftsLLxk

 

 

 

 

TEXTOS EM PORTUGUÊS
Tradução: Antonio Miranda

 

 

POEMAS

 

I

 

O tempo,
uma esperança de outra forma de caída
uma simples lembrança de todas as ausências.

 

A via,
uma ilusão da existência do tempo
uma recontagem das mortes sucessivas.

 

A morte,
um espelhismo da imagem fugida
uma vida que espera além do instante.
 

 

 

II

 

O silêncio cala
para escutar a música
da carne
que está sendo consumida
nos sepulcros.

 

... Nos sepulcros,
de todos os corpos.

 

 

Lugares  proscritos

 

Quando o sol haja perdido sua sombra nos braços de Deus,
o homem faminto que nunca conseguiu saborear a luz,
buscará no labirinto dos mortos
as marcas do tédio que atravessaram essas peles delirantes
                                                           pela ausência.

 

Uma chuva de foto vai maldizer os silêncios
e consumirá o planeta em que todos andamos extraviados.

Abominável lunar do nada, este efêmero caminha de espadas
rotas.

Gritos esquecidos no coração da galáxia, recordarão que foram
cântico de liberdade.
Sua memória será um eterno presente,
movimento que conta o novo ar radioativo
sobre nossa ambição de voar ... Sem haver fortalecido as raízes.

 

 

Excomunhão

 

Essas vozes impetuosas que faziam rachar os principados

foram apaziguados pela fervente solidão.
E os sussurros calmos do vento resvaladiço
não acompanham as habitações aromatizadas
para os rituais amorosos.
Diante do espelho de corpos imóveis,
os gritos crescem como fogo.
Estes dias são mais longos que a morte
... já não há inferno que possa ampliar o sofrimento

 

Onde a noite esconde seus bálsamos?
Nada vem ao meu encontro,
nem a lembrança de Deus alcança projetar uma sombra.
Basta já com a f[e sementes de mostarda!
O mundo era outro: esse esquivo cântico
que me ocultaram com batinas sangrentas

 

Morro eu
Que importa se Deus também já morreu?

 

A cidade da angústia

 

          Para Alonso Londoño

 

Nesta esquiva cidade que me consome, tudo ficou reduzido a uma enorme janela, por onde foge a única ilusão que sustenta: levantar-me desta entranhada cadeira e caminhar de costas para esquecer o extravio do tempo que trouxe ao recinto do corpo esbofeteado pela crueldade.
Nesta cidade de ninguém, aprendi que a vida era um interminável sonho, onde persistiam imóveis meus ossos frente a todas portas escancaradas.

 

 

Retorno à origem

 

Vibrarei até consumir o sopro do caos que me trouxe à existência.
Esquecerei o descenso dos dias e deixarei que pesada rocja
companheira de meus passos, deslize solitária,
esquecerei o caminho,
esquecerei a palavra,
esquecerei a mirada,
esquecerei este pensamento
e me tornarei movimento
para mover o Nada (Minha única profundidade!)

 

 

Anarquia

 

“Sou como sândalo: perfumo o machado que me fere”
                                                        Biófilo Panclasta

 

Cessará a noite escandalosa, incerteza e cegante
Acabará a descenso da neblina
Descansará a inútil luta quotidiana
e regressará afortunada a força do nada.

 

Será o tempo do voo
na ausência que é o caos eterno.

 

Unidade mágica do ser:
paixão, dor e liberdade.

 

Tinha que afundar o solo a nossos pés
para que abríssemos as asas!

 

 

O ARCO E A FLECHA

 

A flecha

Posso reconhecer tua sombra ainda nos sonhos mais profundos
Trago para ti as notícias do vento e da cerejeira
Frequentemente atravesso a carne virginal dos amantes
Amo em silêncio esses corpos que caem vencidos nos
meus braços
Fortaleço-me recorrendo os abismos
Devo à música das asas que não sabe de prisões
nem de olvidos.

 

O arco


Juntamos os cobertores ensanguentados e alçamos a
bandeira do cativo sobre os mares olvidados.


A noite nos surpreende navegando, absortos, no destino,
enquanto a morte acossa na memória convulsionada.


Quero cobrir-te com minhas asas para que o sol não possa
destruir-te

 

Anseio tua liberdade mas me detém a cobiça paternal.


Oh menina abandonada pelos deuses no ventre de um
paraíso com espadas,


recorda sempre,
            que depois da luz, está fixada a nossa meta.

 

 

RESTAURAÇÃO DA FERIDA

 

1

 

Uma voz de fogo esclarece a música das carnes
voluptuosas.

 

Milhares de bestas eróticas seduzem com sutis
movimentos o olhar do homem-máquina.

O mel vertido com desdém, inunda a calçada dos mendigos
que não podem incorporar-se para dialogar com as moscas.
A palavra de um deus morto retumba
nas muralhas de rancor que os mercenários extraem
das trevas.


     Eu vivi mais noite que a noite
recorrendo estas esquivas ruas com odor de cadáver
em cada esquina.

 

2

 

Viro o rosto para as horas sem história
e me aproprio do evangelho dos nobres.

 

Sigiloso, aprofundo na morada da morte
e roubo moléculas de ar do corpo autômata
       que apenas respira diante da presença do chicote.

 

Inelutável silêncio
nos centos de anos com o cântico cego.

 

3

 

Tudo vai pelo rio das ilusões:
de noite era uma mirada desorientada de Deus
e agora sou uma folha de silêncio.
Atravesso labirintos escuros e retorno incólume
a dançar com as pedras e a cultivar semente de luz.
nos caminhos obtusos que esperam meus passos.

 

Um instante sem vozes é tudo o que tenho.
Um instante alado, para consumir o fastio e abraçar
as fissuras do universo por onde de dependura a morte.

 

4

 

Corpos fissurados de infantes desolocados
dominam as calçadas acesas por pústulas de sangue.

 

O transeunte anônimo que passa,
recolhe os balbucios dessas miradas palpitantes
e os devolve aos muros blindados pelo esquecimento.

 

O país estremece com os gritos abortados pelo homem.

 

Evaporada a música ancestral, agora nos toca dançar
com o eco dos ossos crocantes.

 

     A ferida insiste em chamar-nos desde o fundo da noite.

 

 

 

CATÁSTROFES CONGÊNITAS

 

Retornei o olhar para a origem, e descobri estranhas
existências: tudo era o reflexo superficial de catástrofes
congênitas, um espelhismo de estruturas inexistentes.

 

O tempo e o espaço floresciam em fissuras do nada:
fumaça, pó, palavras na boca dos mortos (os
únicos presentes).

 

Monstros que se devoravam a si mesmos, encerrados na
solidão dos dias sem crepúsculo, precediam o corpo.

 

Rostos extraviados abriam um orifício na memória da
sorte para que triunfasse a razão enceguecida.

 

Metáforas perversa, enganosas e autocomplacentes,
faziam da carne uma sobra do vazio.


         

               De Luces sobre las piedras. (2015)


 

 

[FALSAS VITORIAS]

 

Essas mãos que traçam signos de vitoria no ar,
esculpiram as incertezas do corpo,
                  os sentimentos atribulados
pelas trevas dos días brumosos e sem
                                             música.

 

Essas mãos que aprenderam a tecer com
                                                   facas,
          agora querem assassinar as vozes
                                          insubmissas
y partir o coração da noite.

 

Estas mãos cúmplices da impunidade,
apresentam seus dedos ensanguentados nos altos
tribunais,
         onde são honrados com suculentas
recompensas.

 

 

 

[CULPAS COLETIVAS]

 

Encharcados até o tutano pelo lodo pertinaz
          apenas reconhemos os olhos dos
mortos:

 

                 a única aurora que nos conduz
       por estas ruas frias da indiferença.

 

 

 

[LÍNHA DE FUGA]

 

 

O mistério das flores se dissipa nos altares
solitários, enquanto  prospera o  baile sigiloso das árvores.

 

          A palavra e sua sombra
falam  de liberdade,

          em panfletos desgastados pelo ódio.

 

 

          De   A la sombra del abismo  (2017)

 

 

         A vida: uma presença que indaga a
         ausência.
         A morte: uma ausência que impõe sua
         presença.

 

                                     *

              Embora não desejamos, el desejo nos
          deseja.

 

                                           *

 

               Os olhos às vezes dão passagem ao invisível.

 

                                           *

 

 

                        O rosto, nossa máscara maior.

 

                                           *

 

                        Devemos reclamar da existência
                      o  assédio do Não-ser.

 

                                          *

 

               A  certeza do poeta reside nas
             antípodas
             ... e na transgressão de todas elas.

 

 

 

 

Página publicada em maio de 2016. Ampliada em outubro de 2018


 

 

 
 
 
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