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Sobre Antonio Miranda
 
 


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


VARSOVIA VIVEROS  

 

Nació en Santiago en 1952. Profesora de Música, inició su trabajo literario el año 1976, en los Talleres “Puelche”, de la Vicaría de la Solidaridad de Santiago. Integró la Unión de Escritores Jóvenes de Chile ese mismo año  y fue antologada en “Poesía para el camino”, Ediciones de la Universidad Católica de Chile, 1977.  Ha publicado “Paredes del día, 1985;  “Des-hilvanando” , 1997; “Relatos y dibujos de Chiloe” 2001; “Aguas”, 2007. Reside en Ancud desde 1978.

Poemas extraídos de la página LA PATA DE LIEBRE – Revista Digital de Literatura, que dirige Aristóteles España,Santiago de Chile, set. 2007; http://www.lapatadeliebre.cl/

 
TEXTOS EN ESPAÑOL  / TEXTOS EM PORTUGUÊS

De  AGUAS / GOTAS

UNO

Donde confluyen vientos,

Voces temerarias arrastran aguerridas

La herida inicial.

 

¿Qué pudo hacer el cuerpo perturbado

    En el indeleble umbral del tiempo?

 

       Lluvia y más lluvias,

Las que mojan y las que sangran.

    Ojo y más ojos

      Más que caer van brotando

        Como enredadera en el silencio.

 Muerte y más muertes de los acorralados

          Habitantes primeros de la patria.

 

 

DOS

 

Palabras y palabras en protestas,

  Mensajes, cabildos, sentencias,

Antiguas palabras acumuladas con estertor;

                        Balbuceos

     en las planicies y bosques,

     entre montañas y nieves

     Los dolores de la tierra,

lo que quedó impregnado en el aire,

               los gritos inocentes

antes, del látigo del entendimiento

         antes, de la sangre

          Brotando por doquier.

 

Sólo una milésima parte de ellas

     ha de decir la verdad

la que quedó en  las raíces de los árboles

la que se acumula en la sucia memoria

       Después de los hechos.

 

 

TRES

 

        ¡Y qué las alas gigantes

         Se incorporen al cuerpo

         Y de las cenizas renazca

      Cantando voces milenarias

Acopladas en su garganta diluvial!.

 

 

CUATRO

 

Sombras que la noche remece,

Quejumbrosa mano que lleva su esperanza

Se agacha, se esconde,

se hace cristal

Para recibir el último espejismo,

El llamado tímido de los suyos

Hacia fines del siglo

Tambaleante el gesto en el fogón que se extingue

Lentamente

Mirada nada más que no se olvida

Una tan sólo

Y desplegando el lienzo memorial

Hacer de cuentas

Que en la canasta, el bulto, o la cartera

Caben todos los mundos imaginables

Para que ellos pasen a formar parte

Del ahora aquí, para siempre.

 

 

CINCO

 

A miles de distancias

Divagan sombras,

Son lentas muertes sus devaneos,

Devaneos del misterio,

Aguas que locuaces apagan voces igual a la mía

Tejida, estrujada,

Chacal que acecha mi escritura.

 

Hay un sol altivo y frío

Que se vislumbra allá lejos,

Hay una boca deslizándose toda

Anne Sexton, Delmira, Violeta  y Alfonsina.

Tantas otras que de tentación surcaron

Otros mares menos indomables.

 

Para no morir

Se confecciona trajes de azul eléctrico

Y le crecen alas en los dedos

Y entonces se desnuda

Se hace visible!

Se cuelga en las paredes.

Para poder estar con ellas.

 

 

SEIS

 

La lluvia

A veces

Fiera y revoltosa se mete en los cuerpos

Mientras sus hilos arrastran la premura del agua.

Cuando viene

Nada impide que sea su llegada

Alegre, enojona, rabiosa o en paz

Yo dejo que por el hilo conductor de su mano, hable la mía

Y me dejo acariciar por los sonidos donde escapa su voz.

 

Camino elegido

Desde los días aquellos, de las utopías.

Por alguna razón se rozan en los pastos nuestros labios

Brotando inalcanzables como gotas de rocío.

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TEXTOS EM PORTUGUÊS

Tradução de Antonio Miranda

 

                                           De  AGUAS / GOTAS

UM

Onde os ventos confluem,

Vozes temerárias arrastam aguerridas

A ferida inicial.

 

Que pode fazer o corpo perturbado

   No indelével umbral do tempo/

 

          Chuva e mais chuva,

  As que molham e as que sangram.

     Olho e mais olhos

       Mais que cair vão brotando

          Como trepadeira no silêncio.

 

Morte e mais mortes dos encurralados

          Habitantes primevos da pátria.

  

 

DOiS

 

Palavras e palavras em protestos,

  Mensagens, cabidos, sentenças,

Palavras antigas acumuladas em estertor;

                 Balbucios

    nas planícies e bosques,

    entre montanhas e neves

    As dores da terra,

o que restou impregnado no ar,

             os gritos inocentes

antes, do látego do entendimento

       antes, do sangue

       Brotando por toda parte.

 

Somente uma milésima parte delas

    há de dizer a verdade

a que restou nas raízes das árvores

a que se acumula na suja memória

       Depois dos fatos.

 

 

TRÊS

 

       E que as asas gigantes

       Se incorporem ao corpo

       E das cinzas renasça

    Cantando vozes milenares

Acopladas em sua garganta diluvial!

 

 

QUATRO

 

Sombras que a noite embala,

Queixosa mão que leva sua esperança

Se agacha, se esconde,

se faz cristal

Para receber o último espelhismo,

O chamado tímido dos seus

Até os fins do século

Cambaleante o gesto no fogão que se extingue

Lentamente

Mirada nada mais que não se esquece

Apenas uma

E desdobrando o lenço memorial

Fazer de contas

Que na canastra, o volume, ou a carteira

Cabem todos os mundos imagináveis

Para que eles passem a formar parte

Do agora aqui, para sempre.

 

 

CINCO

 

A milhas de distãncia

Divagam sombras,

São lentas mortes seus devaneios,

Devaneios do mistério,

Águas que loquazes apagam vozes como a minha

Tecida, espremida,

Chacal que espreita minha escritura.

 

Há um sol altivo e frio

Que se vislumbra lá longe,

Há uma boca deslizando toda

Anna Sexton, Delmira, Violeta e Alfonsina.

Tantas outras que de tentação sulcaram

Outros mares menos indomáveis.

Para não morrer

Se confeccionam trajes de azul elétrico

E crescem-lhe asas nos dedos

E então se despe

Se faz visível!

Se dependura nas paredes.

Para poder estar com elas.

 

 

SEIS

 

A chuva

Às vezes

Fera e revoltosa se mete nos corpos

Enquanto seus fios arrastam a pressa da água.

Quando vem

Nada impede que seja levada

Alegre, enojadiça, raivosa ou em paz

Eu deixo que pelo fio condutor de sua mão, fale a minha

E me deixe acariciar pelos sons onde escapa sua voz.

 

Caminho eleito

Desde aqueles dias, das utopias.

Por alguma razão se roçam nos pastos nossos lábios

Brotando inalcançáveis como gotas de orvalho.




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