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                   Foto:  https://br.images.search.yahoo.com/ 
                    
                  CARLOS R. MONDOCA 
                  ( Chile ) 
                    
                  Carlos  R. Mondaca (1881-1928) 
                  Oriundo  de Vicuña, Carlos Mondaca desarrolló una carrera docente que lo llevó a dirigir  la Universidad de Chile y el Instituto Nacional. Sin embargo, su vocación  profunda fue la poesía: su obra se inscribe dentro de la tradición clásica y  mística. 
                  l 26 de noviembre de 1928, la  vida de  Carlos Mondaca se extinguió, luego de padecer una larga enfermedad.] 
                    
                  TEXTO EN ESPAÑOL – TEXTO EM PORTUGUÊS 
                    
                  
                  LAS CIEN MEJORES POESÍAS CHILENAS.  Selección de ALONE.    6ª. Edición.   Santiago    —  Chile: Editorial del Pacífico S. A., 1973.   234 p.                                                 Ex. bibl. Antonio Miranda 
                    
                  LAS LETANIAS DE LA BUENA MUERTE 
                     
                    Cuando la nieve de la  muerte 
                      venga a cubrir mi corazón 
                      y digan ya mis pies inertes 
                      que la jornada se acabó; 
   
                      cuando mis manos al fin cedan, 
                      en la postrera crispación, 
                      y detenerme ya no puedan, 
                      porque el abismo las venció, 
   
                      Jesús  misericordioso, 
                      fortaléceme  en el dolor! 
   
                      Cuando mis ojos se dilaten 
                      enloquecidos por la luz, 
                      y abandonados sólo traten 
                      de consolarse con tu cruz; 
   
                      cuando mis labios estén muertos 
                      y en vano luchen por hablar; 
                      cuando mis blancos labios yertos 
                      nadie en la tierra ose besar, 
   
                      ¡Jesús  misericordioso, 
                      cuando me llames, ten piedad! 
                  Cuando se apague en  mis oídos 
                    el sollozar de los que amé 
                    y se estremezca un alarido 
                    en cada fibra de mi ser; 
   
                    cuando ericen mis cabellos, 
                    cuando se bañen su sudor, 
                    cuando la angustia sople en ellos 
                    como un gran viento asolador, 
   
                    Jesús  misericordioso 
                    refúgiame  en tu corazón. 
   
                    Cuando se apague el pensamiento 
                    y en un postrer resplandor 
                    reviva todos los momentos 
                    con las ternuras de un adiós; 
   
                    cuando cansado del camino 
                    mi corazón quiera dormir, 
                    y ante lo obscuro del destino 
                    sienta lo inmenso del vivir. 
   
                    Ten  compasión de mi agonía, 
                    Jesús,  y ayúdeme a morir. 
   
                    Cuando recuerde los amores 
                    que, apenas muerto, olvidarán, 
                    y quiera todos los dolores 
                    para poderlos amar más; 
   
                    y cuando, al fin, me lleves, padre; 
                    y por tu santa intercesión 
                    los santos brazos de mi madre 
                    me reciban en tu mansión, 
   
                    ¡Acuérdate  de tus virtudes. 
                    acuérdate  que fui su amor! 
   
                    Y entonces, 
                    misericordioso Jesús, 
                    Señor de toda excelsitud, 
                    purificame en tu virtud. 
                    embriágame en la eterna luz 
                    y resucítame en tu Cruz… 
                    
                  TEXTO EM PORTUGUÊS 
                     Tradução LIVRE  por ANTONIO MIRANDA 
                    
                  AS LADAINHAS DA BOAA MORTE 
                     
                    Quando a nieve da morte 
                      venha encobrir meu coração 
                      e digam já os meus pés inertes 
                      que a jornada terminou; 
   
                      quando minhas mãos finalmente cedam, 
                      a derradeira crispação, 
                      y detener-me já não procedam, 
                      porque o abismo as venceu, 
   
                      Jesús  misericordioso, 
                      fortalece-me  nesta dor! 
   
                      Quando meus olhos se dilatem 
                      enlouquecidos com a luz, 
                      e abandonados somente tratem 
                      de consolar-se com a tua cruz; 
   
                      quando meus lábios estejam mortos 
                      e em vão lutem para falar; 
                      quando meus brancos lábios absortos 
                      ninguém na terra ouse beijar, 
   
                      Jesús  misericordioso, 
                      quando me chames, tenha piedade! 
                  Quando se apague e meu  ouvido 
                    o soluçar dos que e amei 
                    e se estremeça um alarido 
                    em cada fibra de meu ser; 
   
                    quando arrepiem meus cabelos, 
                    quando se banem eme su suor, 
                    quando a angústia sopre ao vê-los 
                    como um grande vento assolador, 
   
                    Jesús  misericordioso 
                    refugá-me  em teu coração. 
   
                    Quando se apague o pensamento 
                    e em um último esplendor 
                    reviva em qualquer momento 
                    com las ternuras de um adeus; 
   
                    quando cansado pelo caminho 
                    meu coração quiser dormir, 
                    e ante o obscuro do destino 
                    senta o imenso do porvir. 
   
                    Tenha  compaixão por minha agonia, 
                    Jesús,  e ajúde-me a morrer. 
   
                    Quando recordares os amores 
                    que, apenas morto, olvidarás, 
                    e queira todos as dores 
                    para podê-los amar ainda mais; 
   
                    e quando, afinal, me leves, pai; 
                    e por tua santa intercessão 
                    os santos braços de minha mãe 
                    me recebam em tua mansão, 
   
                    Recorda  as atus virtudes. 
                    lembra  que fui o seu amor! 
   
                    E então, 
                    misericordioso Jesús, 
                    Senhor de toda excelsitude, 
                    purifica-me em tua virtude. 
                    embriága-me na eterna luz 
                    e ressucíta-me em tua Cruz… 
                    
                    
                    
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                  Página ampliada e republicada em junho de 2022 
                     
                      
                
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