SUSANA CABUCHI 
                  
                  
                Nació en Jesús María (Córdoba) en 1948. Ha publicado: “El Corazón de las  Manzanas” (E. y G. López Editores, Córdoba, 1978), “Patio Solo” (Alción  Editora, Córdoba, 1986), “Álbum Familiar” (Alción Editora, Córdoba, 2000), “El  Dulce País y otros poemas” (Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología de la  Nación, Buenos Aires, 2004). 
                  
                Publicadas en el exterior sus obras han sido traducidas al italiano (  Lic. Pablo Anadon, “Poetesse Argentine”, Plural Poesía, Acquaviva Picena,  1994), al árabe (Escritor Juan Yaser,   “At-Qataffa”, antología personal, Damasco, Siria, 1991),  al francés (Lic. Pablo Urquiza  “Entresilences”, Editions L’ Inventaire, Paris, 2004) y  al portugués (“Poetas de Cordoba para o  Merco-sul”, antología individual, Agencia  Córdoba Cultura, Córdoba, Argentina, 2004).  
                  
                Textos de su autoría han sido incluidos en numerosas antologías, ensayos  y estudios críticos de poesía hispanoamericana y de literatura escrita por  mujeres. Obtuvo por su escritura distinciones nacionales e internacionales. 
                Desde 1963 hasta 1967 realizó su formación junto al reconocido escritor  Alfredo Martínez Howard.En 1965 ingresó a “El Taller del Escritor” conformado  por sobresalientes nombres de la poesía argentina, que tuvo una marcada  influencia en la actividad literaria de esa década.En 1983 fundó el Instituto  Municipal de Educación Integral (I.M.E.I.) de Jesús María (Córdoba) en el que  se desempeñó como Directora del Departamento de Letras, Teatro e Historia  hasta 1993. 
                  
                En 1994, contratada por el gobierno municipal de Asunción (Paraguay)  realizó un relevamiento de actividades literarias en diversas localidades de  ese país y a través de “La Red”, cursos y talleres en diversos barrios y centros  culturales de la ciudad capital.Dictó cursos, seminarios y talleres de  escritura y de lectura para docentes, niños, jóvenes y adultos en diversas  provincias de la Argentina y en países limítrofes. Organizó Ferias del Libro,  Semanas de Cultura, Concursos Literarios, coordinó debates y actividades de  difusión de la Literatura Argentina. Actuó como Miembro de Jurado en numerosos  concursos literarios de Poesía y Narrativa, entre ellos del “Premio  Consagración Letras de Oro”, Córdoba, 2003.   Ha participado como panelista y conferencista en Congresos, Encuentros,  y Jornadas en su país y en el extranjero. 
                  Actualmente colabora en diarios y revistas especializadas, coordina  Talleres de Escrituras y brinda asesoramiento en instituciones públicas y  privadas sobre temas de su especialidad. 
                
                  
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                Susana Cabuchi, representante oficial de Argentina en la I Bienal Internacional de Poesía de Basília, del 3 - 7 septiembre de 2008, en la sesión magna del evento. Apoio: Embajada de la República Argentina en Brasília.  
                 
                
                  
                VIERNES 
                  
                I 
                  
                A fines del verano 
                crece marzo. 
                Los empleados  municipales 
                construyen a Momo 
                de paja seca 
                enlazada con  mimbres 
                y lo tensan en  cruz. 
                Sobre una rueda 
                girará para su  muerte 
                en la estación de  trenes. 
                ¿Qué hará Momo por  nosotros, 
                qué obtendremos al  castigarlo? 
                No otorgará salud. 
                No prometerá el  agua. 
                No cubrirá nuestros  campos 
                de trigo. 
                Pero lo han  decidido 
                hace mucho. 
                Y asistimos. 
                  
                  
                II 
                  
                No  ignoramos  
                las  equívocas sensualidades  
                nacidas  de las aguas venecianas,  
                ni la  desmesura de Brasil,  
                su  estridencia selvática,  
                ni los  temores del Origen,  
                ni las  orgías que ocultaban las máscaras. 
                  
                Sabemos  
                que el  rey, o el dios, o el hombre,  
                esperará  hasta el martes  
                para  morir  
                y  observa, mudo,  
                la  tenacidad del desfile. 
                  
                Su  punzante palabra,  
                su  desafiante humor,  
                le han  deparado  
                doble  pena:  
                la  expulsión del Olimpo  
                y el  fuego sobre nuestro planeta. 
                  
                ¿Quién  podría reír en estas vísperas? 
                  
                III 
                  
                Por las calles  
                que rodean la  plaza,  
                compartimos  
                – y ninguno lo dice  –  
                la fiesta  
                más triste de la  tierra. 
                  
                  
                VISITA AL PURGATORIO 
                  
                El cartel anuncia  
                “El Paraíso”.  
                Aquí están  
                la directora del  colegio,  
                la fundadora del  Teatro Vocacional,  
                el carnicero,  
                el prestamista, el  notario.  
                – Si madre,  
                traigo galletas,  
                sacaremos una mesa,  
                jugaremos a la  confitería,  
                tomaremos el té.  
                Las pequeñas  carrozas  
                – trípodes,  andadores,  
                sillas de ruedas –  
                giran.  
                Aferrados al  pasamanos  
                los caminantes  
                repiten la  peregrinación,  
                como antes en la  plaza,  
                ahora a orillas de  la ciudad,  
                a orillas de la vida,  
                con las máscaras de  la vejez,  
                y con pesados  trajes, marchitos.  
                – Si madre,  
                soy la tía Emma  
                y también soy  Susana.  
                Entre sombras  
                la comparsa emite  
                entrecortados  llantos, gemidos secos.  
                – No madre, sus  padres  
                no la olvidan,  
                están muy ocupados.  
                Cuando puedan  
                vendrán  
                con un ramo de  rosas. 
                  
                  
                ENCUENTRO 
                  
                Pensábamos que era  tarde.  
                Que los fuertes  resplandores del deseo  
                habían sucedido en  las calles del río,  
                entre la hierba,  
                o algún automóvil  detenido  
                frente a los trenes  que pasaban,  
                interminables y  ajenos,  
                o en las eternas  noches  
                dedicadas a medir  
                la respiración  
                y la duración de  los besos.  
                Ya pasó. Nada hemos  perdido.  
                Para este encuentro  
                sumamos  
                países y tristezas,  
                los rostros de los  que hemos amado,  
                los libros que  leímos,  
                la belleza del  mundo.  
                Serenos, como  antiguos amantes,  
                sorprendidos, como  Eva o Adán,  
                inhábiles, peritos,  
                actores de un  instante definitivo,  
                afirmados en el  temblor y en el instinto,  
                entregados  
                a una victoria más:  
                la gravitación del  fuego,  
                la claridad de su  mandato. 
                  
                  
                PASOS 
                  
                He bebido las aguas 
                del Shu – Am 
                como si no  estuvieran 
                contaminadas. 
                A orillas 
                del río silencioso 
                crecen flores  amargas 
                sobre las que he  descansado, 
                                                leyendo. 
                Y no he pecado 
                sino  
                lo necesario. 
                  
                  
                ÁLBUM FAMILIAR 
                  
                Los padres 
                fueron una vez 
                a Mendoza. 
                Me dejaron 
                una foto con nieve 
                a orillas del  camino 
                con un gran auto  negro 
                y con amigos. 
                  
                Me dejaron 
                una foto con nieve 
                y este frío. 
                  
                  
                12 DE JUNIO 
                  
                Esa mano que muere 
                no está sola. 
                El anillo dorado 
                la devuelve 
                a una danza de  bodas 
                y a sus giros. 
                A una siesta 
                de parrales  ardientes. 
                A los vinos 
                guardados 
                para las grandes  fechas. 
                Está  
                el metal redondo 
                sosteniendo 
                que todo fue  verdad. 
                El anillo de bodas 
                de mi padre, 
                en la mano, en la  vida 
                de mi padre. 
                En el día de la muerte 
                de mi padre. 
                  
                  
                LA CARTA 
                  
                Ha llegado la  carta. 
                  
                Está sobre la mesa,  
                al lado de las  flores. 
                La miro 
                                largamente. 
                Conozco la letra. 
                  
                Pero la leeré 
                a la medianoche,  
                cuando los trenes 
                que pasan hacia el  norte 
                hagan temblar  
                los vidrios de la  casa. 
                  
                  
                VISITA 
                  
                Un viajero 
                ha llegado a la  casa. 
                Salimos todos  
                a abrazarlo 
                porque trae  noticias del hermano. 
                Habla de campos  secos, 
                del hambre en las  ciudades, 
                muestra  fotografías. 
                Después del  almuerzo 
                le servimos 
                la fruta más dulce  del ciruelo. 
                Y la ha comido, 
                                         pero sin alegría. 
                  
                  
                EN ESTE PATIO 
                  
                En este patio 
                han jugado los  niños. 
                Eran un coro alegre 
                que rompía la  siesta. 
                La madre 
                alguna noche 
                contaba cuentos  bajo la luna, 
                mientras su  delantal 
                se ahuecaba entre  las piernas 
                por el verdoso peso  de las arvejas. 
                El verano 
                maduraba en las  uvas su jugo dulce. 
                A veces 
                las vecinas venían 
                contando alguna  muerte, 
                y parecía mentira 
                la muerte, 
                bajo aquellos  parrales. 
                Cómo entender la  pena 
                ahora, 
                con estos mismos  gatos 
                cruzando los  tejados 
                ya sin nada de  infancia 
                en este patio. 
                   
                 
                
                De 
                DETRÁS  DE LAS MÁSCARAS 
                Córdoba, Argentina: Ediciones del Copista, 2008 
                  
                  
                PAYASOS 
                  
                TRANSITAN 
                gesticulando aparatosamente, 
                exagerado el carmín de sus bocas, 
                las gruesas figuras 
                con prendas desiguales 
                a rayas, a lunares, a jirones, 
                como saludando 
                a la Patrona de los Bufos. 
                Bajo la gran sonrisa de pintura 
                —artificio 
                que solo ellos develan— 
                la tristeza de todos los payasos. 
                Saltan, 
                reverencian las máscaras, 
                sueltan globos 
                que recibe la Noche: 
                  tu madre, Momo. 
                  
                  
                ClEGO 
                  
                IMPOSIBLE explicarlo, 
                me dice. 
                Sabores y texturas 
                habitan la fiesta. 
                Nadie advierte 
                el perfume de las calles resecas, 
                el olor áspero de la tierra. 
                Hay un temblor de pájaros 
                entre las palmeras, 
                un rumor de alas 
                golpeando sobre las anchas hojas. 
                Zumban los insectos 
                en cada esquina, 
                alrededor de los focos de luz. 
                El paso de mis vecinos 
                —los vigorosos, los débiles— 
                produce un diferente 
                movimiento del aire, 
                un ritmo único. 
                Es carnaval —insiste— 
                y me saludan todos. 
                Saben que mis quemados ojos 
                se entienden mejor 
                con la fatiga del dios. 
                  
                  
                
                  
                TEXTOS  EM PORTUGUÊS 
                Tradução de Antonio Miranda  
                  
                  
                SEXTA-FEIRA 
                  
                I  
                  
                No fim do verão 
                cresce março. 
                Os empregados  municipais 
                montam um Momo 
                de palha seca 
                trançada com vime 
                e o esticam em  cruz. 
                Sobre uma roda 
                girará para sua  morte 
                na estação dos trens. 
                Que fará Momo por  nós, 
                que obteremos se o  castigarmos? 
                Não nos outorgará  saúde. 
                Não vai prometer água. 
                Nem cobrirá nossos  corpos 
                de trigo. 
                Mas decidiram 
                já faz tempo. 
                E assistimos. 
                  
                  
                II 
                  
                Não  ignoramos  
                as  equívocas sensualidades  
                nascidas  das águas venezianas,  
                na  desmedida do Brasil, 
                                            sua estridência  selvática, 
                                            nem temores da  Origem, 
                                            nem as orgias que as  máscaras ocultavam. 
                  
                Sabemos  que o rei, ou o deus, ou o homem, 
                esperará  até segunda-feira 
                para  morrer 
                e  observa, mudo, 
                a  teimosia do desfile.  
                  
                Sua  palabra punçante, 
                seu  desafiante humor, 
                decretaram-lhe 
                dupla  pena: 
                a  expulsão do Olimpo 
                e o  fogo sobre nosso planeta. 
                  
                Quem  poderia rir nestas vésperas? 
                  
                  
                III 
                  
                Pelas ruas 
                que circundam a  praça, 
                compartilhamos 
                 
                mas ninguém assume — 
                  a festa 
                mais  triste da terra.  
                
                    
                  VISITA AO PURGATÓRIO 
                    
                  O cartaz anuncia: 
                  “O Paraíso”. 
                  Aquí estão 
                  a diretora da escola, 
                  a fundadora do Teatro  Vocacional, 
                  o açogueiro, 
                  o agiota, o escrivão. 
                  —       Sim, mãe, 
                  trouxe bolachas, 
                  brincaremos na  confeitaria, 
                  tomaremos um chá. 
                  As pequeñas carroças 
                  —       trípodes, andadores, 
                  cadeiras de rodas — 
                  giram.  
                  Agarrados ao corrimão 
                  repetem a peregrinação, 
                  como antes na praça, 
                  agora às margens da  cidade, 
                  nas margens da vida, 
                  com as máscaras da  velhice, 
                  e com pesadas vestimentas,  amarrotadas. 
                  —       Sim, mãe, 
                  sou a tia Ema 
                  e também sou Susana. 
                  Entre sombras 
                  os foliões emitem 
                  entrecortados prantos,  secos gemidos. 
                  —       Não, mãe, seus país 
                  não a esquecem, 
                  estão muito ocupados. 
                  Quando puderem 
                  virão 
                  com um ramos de rosas.  
                   
                  
                ENCONTRO 
                  
                Pensábamos que já era  tarde.  
                Que os fortes  resplendores do desejo 
                haviam acontecido  na ruas do rio, 
                sobre a relva,  
                ou algum automóvil  detido 
                diante dos trens  que passavam, 
                intermináveis e  alheios, 
                ou em noites  eternas 
                dedicadas a medir 
                a respiração 
                e a duração dos  beijos. 
                Já passou. Não  perdemos nada. 
                Para este encontro 
                somamos 
                países e tristezas, 
                os rostos dos que  tanto amamos, 
                os livros que  lemos, 
                a beleza do mundo. 
                Seremos, como  antigos amantes, 
                surpresos, como Eva  e Adão, 
                inábeis, peritos, 
                atores de um  instante definitivo, 
                firmados no tremor  e no instinto, 
                entregues 
                a uma vitória a  mais: 
                a levitação do  fogo, 
                a claridade de seu  mandato. 
                  
                  
                PASSOS 
                  
                Bebi das águas 
                do Shu – Am 
                como se não  estivessem 
                contaminadas. 
                Ás margens  
                do rio silencioso 
                crescem flores  amargas 
                sobre as que eu  descancei, 
                                            lendo. 
                E pequei 
                apenas 
                o necessário. 
                  
                  
                ÁLBUM FAMILIAR 
                  
                Meus país 
                foram certa vez 
                a Mendoza. 
                Me deixaram 
                uma foto com neve 
                na margen do caminho 
                com um carro grande  negro 
                e com amigos. 
                  
                Me deixaram  
                uma foto com neve 
                e este frio. 
                  
                  
                12 DE JUNIO 
                  
                Esta mão que morre 
                não está só. 
                O anel dourado 
                a devolve 
                a uma dança de boda 
                e aos seus giros. 
                A uma sesta 
                de parreiras  ardentes. 
                Aos vinhos 
                guardados 
                para as grandes  ocasiões. 
                Está o metal  redondo 
                garantindo 
                que tudo era  verdade. 
                O anel da boda 
                de meu pai, 
                na mão, na vida 
                de meu pai. 
                No dia da morte 
                de meu paii. 
                  
                  
                LA CARTA 
                  
                A carta chegou. 
                  
                Está em cima da  mesa, 
                ao lado das flores. 
                Eu a vejo 
                                   detidamente. 
                Conheço a letra. 
                  
                Mas só a lerei 
                à meia-noite, 
                quando os trens 
                que passam para o  norte 
                façam tremer 
                os vidros da casa.  
                  
                  
                VISITA 
                  
                Um viajante 
                chegou em casa. 
                Saimos todos 
                para abraçá-lo 
                porque tras  noticias de nosso irmão. 
                Fala de campos  secos, 
                da fome das  ciudades, 
                mostra fotografías. 
                Depois do almoço 
                servimos  
                a fruta mais doce  da ameixeira. 
                E a comeu, 
                                   mas sem alegria. 
                  
                  
                NESTE PÁTIO 
                  
                Neste pátio 
                brincavam os  meninos. 
                Formavam um coro  alegre 
                que rompia a sesta. 
                A mãe 
                em alguma noite 
                contaba histórias  sob a lua, 
                enquanto seu  avental 
                afundava entre as  pernas 
                com o verdoso peso  das ervilhas. 
                O verão 
                amadecia nas uvas  sua doce essência. 
                Às vezes 
                as vizinhas vinham 
                contantando alguma  norte, 
                e parecía mentira 
                a morte, 
                entre aquelas  parreiras. 
                Como entender a  pena 
                agora, 
                com estes mesmos  gatos 
                cruzando sobre os  telhados 
                já sem nada de  infância 
                no pátio. 
                  
                
                  
                De 
                DETRÁS  DE LAS MÁSCARAS 
                Córdoba, Argentina: Ediciones del Copista, 2008 
                  
                  
                PALHAÇOS 
                  
                TRANSITAM 
                gesticulando estrepitosamente, 
                  exagerado o carmim de suas bocas, 
                  as gordas figuras 
                  com adornos desiguais 
                  em raias, em sinais, em debruns, 
                  como saudando 
  à Padroeira dos Bufos. 
                  Debaixo do enorme sorriso de pintura 
  — artifício 
                  que só eles revelam — 
                  a tristeza de todos os palhaços. 
                  Pulam, 
                  reverenciam as máscaras, 
                  soltam bolas 
                  que a Noite recebe: 
                  tua mãe, Momo. 
                 
                  
                  
                CEGO 
                  
                IMPOSSÍVEL explicar, 
                  me diz. 
                  Sabores e texturas 
                    habitam a festa. 
                    Ninguém percebe 
                    o perfume das ruas ressecadas, 
                    o odor áspero da terra. 
                    Há um tremor de pássaros 
                    entre as palmeiras, 
                    um rumor de asas 
                    golpeando as folhas largas. 
                    Zumbidos de insetos 
                    em cada esquina, 
                    em torno dos focos de luz. 
                    O passo de meus vizinhos 
  — os vigorosos, os débeis — 
                    produz um diferente 
                    movimento de ar, 
                    um ritmo único. 
                    O carnaval — insiste — 
                    e todos me saúdam. 
                Sabem que meus queimados olhos 
                  se entendem melhor 
                  com a fadiga do deus.
   
                  
                  
                  
                  
                  
                Página publicada em  abril de 2008; ampliada em fevereiro de 2009.  |