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Sobre Antonio Miranda
 
 


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

RICARDO E. MOLINARI

(1898/03/23 - 1996/07/31)

 

Sus obras se caracterizan por no romper con el pasado y continuar con la tradición hispánica y americana precedentes (Góngora, Garcilaso de la Vega y el romancero).

De joven integró el grupo generacional más destacado del siglo XX literario: el que reunió en torno de la revista Martín Fierro, junto con Borges, Marechal, Oliverio Girondo, Francisco Luis Bernárdez, Nalé Roxlo... En 1927 apareció su primer libro, "El imaginero", y dos años más tarde, "El pez y la manzana". Hacia 1933 viajó a España, donde conoció a los brillantes poetas españoles de la generación del 27: García Lorca, Rafael Alberti, Manuel Altolaguirre y Gerardo Diego, uno de sus descubridores.

 

TEXTO EN ESPAÑOL  - TEXTO EM PORTUGUÊS

 

ODA A UNA LARGA TRISTEZA

 

Quisiera cantar una larga tristeza que no olvido,
una dura lengua. Cuántas veces.

En mi país el Otoño nace de una flor seca,
de algunos pájaros; a veces creo que de mi nuca aban[donada

o del vaho penetrante de ciertos ríos de la llanura
cansados de sol, de la gente que a sus orillas
goza una vida sin majestad.

Cuando se llega para vivir entre unos sacos de carbón
y se siente que la piel
se enseñorea de hastío,
de repugnante soledad; que el ser es una isla sin un clavel,
se desea el Otoño, el viento que coge a las hojas
igual que a las almas; el viento

que inclina sin pesadez las embriagadas hierbas,
para envolverlas en el consuelo de la muerte.

No; no quisiera volver jamás a la tierra;
me duele toda la carne, y donde ha habido un beso
se me pudre el aire.
En el Verano florido he visto un caballo azulado y
[un toro transparente
beber en el pecho de los ríos, inocentes, su sangre;
los árboles de las venas, llenos, perdidos en los
laberintos tibios del cuerpo,
en la ansiosa carne oprimida. En el Verano...
Mis días bajaban por la sombra de mi cara
y me cubrían el vientre, la piel pura, rumorosa,
envueltos en la claridad
más dulce.
Como un demente, ensordecido, inagotable,
quebraba la rosa el junco, el agitado seno deslumbrante.
Sin velos, en el vacío descansa indiferente un día sin
[pensamiento,
sin hombre, con un anochecer que llega con una espada.

Un sucio resplandor me quema las flores del cielo,
las grandes llanuras majestuosas.
Quisiera cantar esta larga tristeza desterrada,
pero, ay, siento llegar el mar hasta mi boca.

 

TEXTO EM PORTUGUÊS

Tradução de Antonio Miranda

 

         ODE A UMA LONGA TRISTEZA

         Gostaria de cantar uma longa tristeza que não esqueço,
uma dura língua.  Quantas vezes.

         Em meu país o Outono nasce de uma flor seca,
de alguns pássaros; às vezes creio que  minha nuca abandonada
ou do bafo penetrante de certos rios da planície
cansados de sol, de gente que em suas margens
goza uma vida em majestade.

         Quando se chega para viver entre uns sacos de carvão
e se sente que a pele
se apodera do fastio,
da repugnante solidão; que o ser é uma ilha sem um cravo,
desejamos o Outono, o vento que colhe as folhas
tal como as almas; o vento

          que inclina sem peso as embriagadas ervas,
para envolvê-las no consolo da morte.

         Não, não gostaria de regressar jamais à terra,
dói-me toda a carne, e onde houve um beijo
apodrece o ar.
No verão florido avistei um cavalo azulado e
um touro transparente
a beber do seio dos rios, inocente, seu sangue;
as árvores das veias, plenas, perdidas nos
labirintos tépidos do corpo,
na carne ansiosa oprimida. No Verão...
Meus dias desciam pela sombra de meu rosto
e cobriam o ventre, a pele pura, rumorosa,
envoltos pela claridade
mas suave.
Como um demente, ensurdecido, inesgotável,
rompia a rosa do junco, o agitado seio deslumbrante.
Sem véus, no vazio descansa indiferente um dia
sem pensamento,
sem homem, com um amanhecer que chega com
uma espada.

         Um esplendor sujo queima as flores do meu céu,
as grandes planícies majestosas.
Quisera cantar esta longa tristeza desterrada,
mas, ai, sinto chegar o mar até a minha boca.

 

 Página publicada em agosto de 2018


 

 

 

 
 
 
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