| 
   LILIANA  CHAVEZ     CHAVEZ, LILIANA TERESA. Narradora y poeta  nacida en la localidad cordobesa de Deán Funes en 1956. Como poeta, recibió el  Premio Municipalidad de Córdoba –Autores Inéditos 2003 .- Mención Especial  /conjunto de poemas en el Concurso Internacional IV Centenario del Quijote –  Rosario 2005 .- 2º Premio Certamen Nacional Fantasías 2006 – Morón, Buenos  Aires; 2º Premio X Certamen Nacional Mar de Ajó 2006.- 1º Premio Ciudad de  Villa Nueva, Córdoba 2006. Participa en Encuentros provinciales, nacionales y latinoamericanos de  Poetas.Feria del Libro Córdoba 2004 con el grupo Gente de Palabra de la  Biblioteca Córdoba . En el 2005/ 2006 en Recitales Poéticos organizados por  Escritores Cordobeses Asociados (ECA) y como integrante del Grupo de Poesía “El  Atico”. 
   Sola   He quedado cercada, sobre un derretido círculo de piedra, con el abierto grifo de sal sobre la herida.     ARTE POÉTICA   Que la poesía no sea una vaca flaca sino de robusta osamenta, abundante y sabrosa carne.   Sea de faisán la chanfaina que se haga con su sangre. que se chupen los dedos las almas al probarla.   Un buen vino siempre lo acompañe. Café, postre, cigarrillo.   Ondule las caderas. Haga el amor en la mesada de la cocina.   Que sea el tronco donde habitan las hormigas. La voz prendida del peñasco.   Cada tanto lluvia mansa, Pedrea cada tanto.   Transmute ave en dinosaurio de orquídea a cardo.   Deje charqui la piel cuando su mano estruje. Hable desde el fondo del foso. Mire desde el balcón de una nube. Aún cuando trituren sus falanges o la absorban las arenas, que escupa al cielo su tinta y el cielo la disemine.   No la quiero pájaro, la quiero bandada.     Amor   Esa breve palabra de calles mal barridas, de gastadas velas, no disimula su eterna ansiedad por verme.     Anuncio   Hostiles y perfectas como palabras son esas miradas que se quedan perplejas cuando la muerte habla.     Cicatriz   La niña camina en mi noche. Conoce las callejuelas de estrellas encendidas. El boulevard. El umbral de aquella casa. Allí se sienta la niña. No deja que yo la toque.   Espera a alguien y ese alguien no llega.   Llora la niña. No deja que yo la toque. Nada puedo hacer para secar sus lágrimas Ni evitar que desarme su cuerpo como una vieja muñeca.   Despierto. No dejo que a mi miedo nadie toque.   Soy una mujer que ha crecido rota.     Carta   Pocas noticias he recibido en este tiempo. Ese silencio se parece al gato gris que duerme en tu cama. El felino miro como preguntándome: ¿qué quieres saber? Voltea la cabeza y sigue con su sueño. Con mi nostalgia, entonces, voy hacia el patio                 A  curar tu duraznero.   Que lejos parecen los países donde nunca estuvimos. Qué extenso el océano cuando separa. Amarillo el pañuelo blanco de tu despedida.   Florecieron tres veces las lavandas sin tu presencia. El abuelo perdió dos cosechas por la pedrea. En el baldío de los Aguirre edificaron una casa. Donde encendías la hoguera de San Juan hay ahora una pileta. Tengo que decirte algo. Sé que no vendrás aunque te lo pida. La mañana del lunes me caso con Isidro. Preparo la valija. Apenas unas mudas. Son sólo unos días en la costa.   Desde que lo sabe, tu gato va conmigo a todas partes.     Sepultura   Temblaron como alas los pétalos de la dalia. Todos alrededor se preguntaron, por qué eligió el colibrí esa flor sin fragancia para morir.     Del silencio se bebe a  sorbos.   Nunca el silencio me había succionado       de este modo. Ni  había encerrado mi hoguera en su palma de amianto. Ahora, soy un bicho canasto bajo su cobertor de hojas. Soy el lecho remoto del exilio. El centro contraído de un escapulario. No ya las extrañas larvas cotidianas ni el pequeño grillo que se esconde en mi habitación. Ahora, el grito es una voz a penas apenas una voz incapaz de atravesar la nada. Sólo el ojo – que observa y hasta diría se distrae – se alegra de mi huída, y aliviado deja su músculo en reposo.   No existe ya un centro para las flechas del ocio y las palabras se salvan, finalmente, del naufragio.     TEXTOS EM  PORTUGUÊS   Tradução: Aidenor  Aires                       SÓ   Fiquei cercada sobre um derretido círculo  de pedra, com um jorro de sal aberto sobre a ferida.     ARTE POÉTICA   Que a poesia não seja uma vaca magra  mas de ossatura robusta, abundante e saborosa carne.   Seja de faisão as viandas que se façam com seu sangue. Chupem os dedos as almas ao prová-la.   Um bom vinho a acompanhe sempre. Café, sobremesa, cigarro.   Requebre as cadeiras. Faça amor sobre as bancadas da cozinha.   Que seja o tronco onde habitem as formigas. A voz agarrada ao penhasco.   Cada porção de chuva mansa, de granizo cada porção.   Transforme ave em dinossauro da orquídea ao cardo.   Resseca fique a pele quando sua mão espreme. Fale do fundo do poço. Espie da sacada de uma nuvem. Ainda que triturem suas falanges ou a engulam as areias, cuspa ao céu sua tinta  e que o céu a esparrame.   Não a quero pássaro, bando a quero.     CICATRIZ   A menina caminha em minha noite. Conhece os becos de estrelas incendiadas. O boulevard. O umbral daquela casa. Lá a menina se senta. Não deixa que a toque.   Espera alguém E esse alguém não chega.   Chora a menina. Não deixa que a toque. Nada posso fazer para secar suas lágrimas nem evitar que se desmanche seu corpo como uma velha boneca.   Desperto. Não deixo que ninguém toque meu medo.   Sou uma mulher que cresceu despedaçada.     CARTA   Poucas notícias tenho recebido nesse tempo. Esse silêncio é como o gato cinzento que dorme em tua cama. O felino olha como se perguntasse: Que queres saber? Volve a cabeça e continua em seu sono. Com minha nostalgia, então, vou até o pátio para cuidar de seu pessegueiro.   Que distantes parecem os países onde nunca estivemos. Que imenso é o oceano quando separa. Amarelo o lenço branco de sua despedida.   Floresceram três vezes as lavandas sem sua presença. O avô perdeu as colheitas pelo granizo. No baldio dos Aguirre edificaram uma casa. Onde acendias a fogueira de São João há agora uma piscina.   Tenho que dizer-te algo. Sei que não virás, mesmo que implore. Na manhã de segunda-feira vou me casar com Isidro. Arrumo a mala. Apenas umas mudas. São apenas uns dias na costa.    Desde que soube, teu gato vai comigo a toda parte.     SEPULTURA   Estremeceram como asas as pétalas da dália. Todos em torno se perguntaram, por que escolheu o beija-flor essa flor sem fragrância para morrer.     AMOR      Essa breve palavra de ruas mal varridas, de velas consumidas, não dissimula sua eterna ansiedade  por me ver.     ANÚNCIO   Hostis e perfeitas como as palavras são esses olhares que ficam perplexos quando a morte fala.     O SILÊNCIO BEBE-SE AOS GOLES   Nunca o silêncio me havia sugado Desta maneira. Nem havia fechado minha fogueira em sua  palma de amianto. Agora, sou uma lagarta sob seu cobertor de folhas. Sou o leito remoto do exílio. O centro apertado de um escapulário. Não mais as estranhas larvas cotidianas nem o pequeno grilo que se esconde em minha casa. Agora, O grito pé uma voz apenas apenas uma voz incapaz de atravessar o nada. Só o olho – que observa e até diria que se distrai – alegra-se com minha fuga, e aliviado deixa seu músculo em repouso.   Já não existe um centro para as flechas do ócio e as palavras se salvam, finalmente, do naufrágio.     Página publicada em dezembro de 2007. Indicação de Rolando Revagliatti.
 
 |